El caso de la joven mexicalense que murió hace dos años a raíz de un ataque a un bar de la localidad con bombas molotov resurgió la semana pasada al ser detenido un hombre al que las autoridades acusan de haber participado –junto con su hermano- en el incidente.
La audiencia de Vinculación a Proceso –dentro del Nuevo Sistema de Justicia penal- se llevó a cabo la mañana del lunes 9 de febrero extendiéndose por cerca de 5 horas y donde finalmente la Juez de Garantías Martiza Morales Mercado decidió llevarlo a juicio al considerar que había elementos suficientes para hacerlo y ante la debilidad de los argumentos presentados por la defensa del joven imputado, quien permanecerá interno en el Cereso de Mexicali.
Como elementos principales el Agente del Ministerio Publico Fidel Corvera Gutiérrez incluyó los testimonios de al menos dos testigos quienes en su versión señalaron a los hermanos Miguel Ángel (el imputado) e Iván (no detenido) como los autores materiales del atentado. Esto debido a un pleito que antes del incidente habían tenido ahí en el bar y por lo que fueron desalojados.
La defensa representada por la abogada Guadalupe Rivas González argumentó que uno de los declarantes había tenido problemas de drogas, estuvo en un centro de rehabilitación e incluso murió en agosto del año pasado por suicidio. Al otro lo descalificó debido a que desde su infancia ha tenido tratamientos psiquiátricos.
Con todos esos elementos la Juez de Garantías optó por la vinculación a proceso del joven detenido, considerado como imputado dentro de la terminología del Nuevos Sistema de Justicia Penal.
Por lo pronto hay un joven encarcelado, tres niños -5, 9 y 10 años- que quedaron huérfanos y otro de los presuntos involucrados a la fuga.
Molotovazo
El incidente se registró la madrugada del domingo 26 de mayo en el bar Rehab, ubicado en la zona de antros en el Centro Comercial Dragón, pero por la parte pegada al bulevar L Montejano. De acuerdo a las versiones, esa madrugada el bar ya había cerrado y se encontraban en el lugar los dueños del antro y algunos amigos y amigas, entre ellas Mónica Yesenia Meléndez Jacobo, de apenas 30 años de edad. Cerca de las cuatro de la madrugada de repente una botella de vidrio tamaño caguama cargada con gasolina –tipo bomba molotov- estrelló la puerta de vidrio del frente del bar y por la fuerza del lanzamiento el flamazo llegó hasta el pasillo interior, donde se encontraba Mónica quien recibió el líquido en llamas en gran parte de su cuerpo tórax brazos, piernas.
En su desesperación intento respirar y hasta los pulmones resultaron quemados. Tenía el 70 por ciento del cuerpo lastimado, fue traslada a un hospital privado, luego al del Issste y después de varias semanas de gestiones finalmente la llevaron hasta el Hospital de Especialidades del ISSSTE en el DF “20 de Noviembre”, donde falleció casi dos meses después del incidente, el 17 de julio del 2013.
Por la dimensión de lo sucedido –y porque los familiares de ella insistieron igual ante el Issste que en la ante la Procuraduría- la investigación siguió el curso, aunque aparentemente no tenían suficientes elementos.
La semana pasada trascendió una información generada desde la Procuraduría Estatal donde se anunciaba la detención de unos los acusados al incidente.
Se trata de Miguel Ángel, un joven de 22 años residente de la zona Oriente de Mexicali quien fue señalado por dos de sus amigos –quienes dijeron haberlo acompañado esa noche- quien junto con su hermano Iván fueron los autores intelectuales y materiales del atentado que a la postre costó la vida a la joven Mónica Yesenia.
En la audiencia efectuada la mañana de este lunes 9 de febrero en la Sala 10 de las instalaciones del NSJP ubicadas a un lado del Cereso de Mexicali se presentó a Miguel Ángel –moreno, robusto, pelo corto y overol naranja- como imputado en el caso 961/2014 por el asesinato de la joven Mónica Yesenia.
De entrada la abogada defensora –particular- y sus dos auxiliares expusieron que presentarían las testimoniales de dos testigos ahí presentes para comparecer en defensa del joven, Michelle Alejandra y Gissela. Pero resultó que ninguna de las dos jovencitas interrogadas pudo aportar más detalles del asunto, una insistía que el imputado nunca faltaba a su casa y aseguraba que esa noche regresó temprano a su lugar de residencia. La otra ni siquiera acertaba a responder –no entendía, dijo- las preguntas y sobre el tema comentó que subversión era triangulada.
Ahí la insistencia del Ministerio Publico fue clave para bloquear los débiles cuestionamientos y neutralizar a la defensa. Antes, la misma abogada ofreció una serie de pruebas –documentales públicas- para contrarrestar a los dos testigos claves del juicio. De uno de nombre Carlos Andrés dijo que tenía problemas de drogas, que había estado interno en un centro de rehabilitación y que en agosto del 2014 se suicidó.
Del otro –Eliud- mencionó que era un joven que desde niño había tenido problemas psicológicos, que había sido objeto de diversos tratamientos durante varios años y en suma la abogada recalco que ninguno de los dos testimonios podría ser considerado con validez.
Por su parte, el Agente del Ministerio desde el inicio solicito que al joven Miguel Ángel fuera vinculado a proceso por el delito de homicidio calificado con premeditación, alevosía y ventaja. Explicó además que el joven declarante Carlos Andrés lo hizo apoyado en un “criterio de oportunidad” lo que en la práctica significa suavizar cargos en función de su aportación informativa para ayudar a resolver el caso.
La versión de la procuraduría es que esa madrugada Miguel Ángel y su hermano Iván llegaron al bar Rehab a bordo de un auto Toyota Corolla color arena, portaban en sus manos bombas molotov hechizas, con envase de caguama, con gasolina y aceite de cocina en el interior, con un trapo como mecha, le prendieron fuego y las arrojaron al interior del bar. “Las bombas al explotar alcanzaron a la víctima que se encontraba al interior del bar, lo que le provocó quemaduras en su cuerpo y el día 17 de julio del 2013 le provocaron la muerte”.
La versión oficial fue alimentada con las versiones de un guardia de seguridad y dos amigos de los dos imputados. El otro acusado es el hermano del detenido, pero aún no ha sido capturado. De acuerdo al guardia esa madrugada se suscitó un pleito en el bar, trato de contener a Miguel Ángel pero la gresca se armó más grande, llegaron más guardias pero también más amigos de los dos jóvenes –Miguel Ángel es corpulento- y al final salieron por piernas. Una hora después vio el auto dorado tipo Corolla, bajaron dos jóvenes y arrojaron las botellas y las lanzaron contra el edificio.
Otra declaración es del otro joven, Eliud, quien refirió que esa noche llegaron al bar Iván, Miguel Ángel, Andrés y dos amigas. Después de beber y bailar se armó la pelea y salieron del lugar. Según esa versión, ya en retirada Miguel Ángel alcanzó a gritar “Van a chingar su madre, nos vamos a regresar a darles en la madre…”. Dijo que a él lo dejaron en su casa pero que al volver a ver a Iván este le confió “Sabes que, quemamos el Rehab, La primera bomba la tiró el Mike, pero teníamos más, empecé a oír a la gente de adentro que gritaba “me estoy quemando”, y yo me empecé a sentir bien cura…”.
La otra declaración es la del joven Carlos Andrés quien confirma esa versión, y la añade detalles, como el que fueron a la casa de Mike e Iván, llenaron las botellas de caguama con gasolina y un poco de aceite, les pusieron trapos como mecha y regresaron al bar para arrojarlas.
Un dato que resulto interesante y que sirvió de inicial apoyó en la investigación es que en la trifulca que se armó en el bar, a uno de los participantes se les cayó la cartera –con sus identificaciones- lo que sirvió para seguirles la pista a los presuntos involucrados. Al final de la audiencia la Juez de Garantías opto por la Vinculación a Proceso con lo que inicia formalmente el juicio y que se calcula debe durar cerca de seis meses. “Yo solo quiero preguntar si me dejan ver a mi hija”, fue de las pocas frases expresadas por Miguel Ángel, en alusión a la bebé de cuatro meses. De acuerdo al Código Penal Vigente, de encontrársele culpable podría recibir una sentencia de 50 años de prisión, la pena máxima.