Veracruz.- La violencia del crimen organizado se cobró la vida de seis personas, entre ellos un presunto miembro del cártel de Los Zetas y un periodista, en el estado de Veracruz, el más peligroso de México para ejercer esta profesión.
Cinco sicarios llegaron a las 01.15 hora local (06.15 GMT) al bar La Taberna del municipio de Orizaba y abrieron fuego contra un grupo de reporteros y presuntos integrantes de la delincuencia organizada que se encontraban en el lugar.
En el tiroteo murieron José Márquez, alias el “Chichi”, presunto jefe de plaza del grupo delictivo de Los Zetas, y el periodista Juan Heriberto Santos, despedido hace dos meses de la cadena Televisa Veracruz debido a recortes presupuestarios.
También fallecieron cuatro personas más, una de ellas aún sin identificar, indicó la Fiscalía estatal en un comunicado, en el que destacó que las víctimas estaban “conviviendo en el momento de los hechos”.
El secretario de Gobierno estatal, Flavino Ríos, aseguró que en el incidente están involucrados dos grupos contrarios que se están disputando la plaza y “resulta ajeno completamente a la labor periodística” de Santos.
Por su parte, el fiscal de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, detalló que en la misma mesa estaban otros dos periodistas que cubren la fuente policiaca, quienes “no fueron ultimados, en razón de que la agresión iba hacia las personas que perdieron la vida”. Se trata de dos reporteros del diario El Buen Tono, de la ciudad de Córdoba, quienes resultaron levemente heridos, uno golpeado con una botella y el otro pateado.
El propietario del rotativo, José Abella, afirmó que “no se trata de un ataque contra el periodismo veracruzano”, sino “de un grupo de la delincuencia contra otro”.
Dijo que Santos se encargaba de repartir el dinero del cártel entre los periodistas de la región, incluidos sus dos reporteros, por lo cual, apuntó, “ya fueron cesados”.
Según los primeros resultados de las pruebas periciales, al menos dos de las víctimas trataron de repeler la agresión accionando pistolas calibre 9 milímetros, cuyos cargadores fueron vaciados en su totalidad.
En el interior del bar, añadió, se contabilizaron 70 casquillos de rifles de asalto R15 y se localizaron 62 impactos en paredes, techos y ventanas del establecimiento.
Poco después del ataque, agentes de la Fuerza Civil dieron con los agresores, lo que derivó en un tiroteo que dejó a dos agentes heridos, uno de ellos de gravedad, pero los sicarios lograron huir.