La Asociación Israelita de Venezuela celebró el 6 de mayo —17 de Iyar, día de Lag Baomer— la Hilulá de Rabí Shimón Bar Yojai, un emotivo y ancestral reencuentro con la tradición sefardí, y una oportunidad muy especial para revivir el espíritu milenario de nuestro pueblo, además de recordar y mantener vigentes los valores del Judaísmo.
En la Sinagoga Tiferet Israel del Este, el entusiasmo se mostró entre los asistentes quienes, entretenidos con los pasapalos, apostaban a la compra de las velas elaboradas por las damas de la Hebrá Kadishá Hesed VeEmet, lideradas por Monique Harrar, Silvia Bentata, Luz de Dichi y Tery de Bentolila.
Esta Hilulá contó con las tradicionales velas, cuadros y otros objetos donados por miembros de la kehilá sefardí como contribución voluntaria a la rifa. Como es habitual año tras año, la coordinación y organización de la Hilulá estuvo a cargo de los integrantes de la Comisión de la Hebrá Kadishá Hesed VeEmet, integrada por José Bentata Benbunam, Abi Gatenio Lancry y Elías Benzaquén Israel, quienes trabajaron con alegría en honor a Rabí Shimón Bar Yojai, quien, según afirman ellos, “es el patrón de los hebri”.
La subasta y la rifa fueron amenizadas por Jacobo “Coby” Benzaquén y Simón Benhayón, y los contribuyentes recibieron una mesheberaj por parte del rabino Samuel Garzón.
Durante el evento se degustó una deliciosa cena típica israelí acompañada de ricos postres, amenizada por música tradicional sefardí. Los asistentes disfrutaron de una agradable tertulia rodeados de amigos, conocidos y familiares.
La tradición de la celebración de la Hilulá se remonta a la época de los grandes tzadikim, cuando estos, reunidos con sus alumnos, estudiaban Torá, y judíos de diferentes partes concurrían a visitarlos para obtener sus bendiciones. Hoy día en Israel, en ocasión de Lag Baomer, los devotos de Rabí Shimón, Rabí Meir, Rabí Isaac Bengualid y de otros tzadikim, se acercan a sus tumbas para solicitar milagros y grandes bendiciones. Las comunidades sefardíes tienen el hábito de llevar a cabo la Hilulá en las principales comunidades de la diáspora.
Para sus miembros, hombres y mujeres que forman parte de la Hebrá Kadishá, la AIV otorga palabras de admiración, alabanzas y respeto, puesto que realizan guemilut hasadim, hacen el bien a todo aquel que lo requiera, están siempre dispuestos a servir con cariño a la comunidad, a cualquier hora del día o de la noche, sin esperar recompensa alguna: solo llenan su alma de placer al ayudar a un miembro de la kehilá y sienten una inmensa satisfacción al cumplir con las mitzvot de Hashem.
Prensa AIV
Fotografías: José Esparragoza