Marta Torres Molina | Ibiza
Un hombre que tocaba la guitarra en Santa Eulària. Otro que toma un café en Sant Carles. Una turista que pasea tranquila por el puerto. Una mujer que gesticula mientras habla por teléfono. Son sólo cuatro de los cerca de treinta personajes anónimos del verano de la isla que la dibujante argentina Marlene Pohle muestra en su exposición ‘Ser o aparentar’, que inaugura este viernes 3 de octubre (19 horas) en la galería Marta Torres.
Todos los cuadros (un total de 26) nacieron de forma espontánea cuando Pohle, que siempre lleva un cuaderno consigo, se tropezó con personas que le resultaron interesantes y, sin que ellos se dieran cuenta, los dibujó en su libreta. Esas caricaturas realizadas de forma rápida y casi inconsciente mientras la artista se tomaba un café en un bar o atendía un puesto de artesanía se convirtieron, con el tiempo y unas acuarelas, en las obras que la argentina muestra en ‘Ser o aparentar’, cuadros que expuso en el Club Diario de Ibiza.
Algunos de esos anónimos se han reconocido en los cuadros. Un chico que desayuna todos los días en un bar de Sant Carles se sorprendió al verse, cigarrillo en mano, en una de las obras. Una situación que la artista confiesa que no es «muy habitual», ya que la mayoría de los protagonistas de sus caricaturescos dibujos son turistas. Pero no es la primera vez que le pasa. Estando en Marsella, en un bar, hizo un esbozo de un hombre argelino cuyo rostro le resultó curioso. Se lo enseñó. «Al año siguiente volví allí otra vez para un congreso de dibujo y en el mismo bar estaba este señor. Le entregué el folleto en el que salía su dibujo y se puso muy contento. Me abrazó. Por la noche lo vi otra vez y tenía el folleto arrugado, destrozado de tanto enseñarlo. Me enterneció tanto…», recuerda mientras monta la exposición. Sobre la mesa, además de los cuadros por colgar y las herramientas, su inseparable libreta. En las que horas que ha pasado en la sala ya ha visto gente que le interesaría dibujar, lo que le hace pensar que no se aburrirá durante las horas que pase en la exposición. «Si alguien quiere que le haga una caricatura, que venga, que se la haré», comenta, divertida, la artista, que confiesa que a veces sus dibujos la sorprenden. Le descubren cosas en las que ella no se había fijado. «El otro día estaba tomando algo en la plaza de aquí atrás y, en la mesa de al lado mía, había un hombre con una cara que me pareció curiosa para dibujar. Cuando acabé, pensé que, en el dibujo, ese hombre me había quedado muy gay. Me volví a fijar y, efectivamente, vi que estaba con su novio y que hacían manitas. Era algo en lo que, antes de ver el dibujo, no me había fijado», explica buscando el dibujo en su cuaderno.