Madres de los 13 jóvenes secuestrados en 2013 en el bar Haven y posteriormente asesinados aplaudieron las severas sentencias dictadas a tres involucrados en el crimen, pero exigen a la autoridad que esclarezca el móvil.
Un juez condenó a 520 años de prisión a Ernesto Espinosa Lobo, dueño del establecimiento; a José de Jesús Carmona, socio del local, y a Víctor Manuel Torres, identificado como secuestrador y sicario.
Se trata de los primeros sentenciados en este crimen que tiene a 23 personas sujetas a proceso penal.
“A comparación de muchos otros casos, ya tenemos a la gente detenida. (…) Y tenemos a gente que es culpable, no chivos expiatorios”, dijo Leticia Ponce, madre del joven Jerzy Esli Ortiz, de 16 años en el momento del suceso.
Josefina García, madre de Alejandro Said Sánchez, otra de las víctimas, dijo estar “conforme” con la sentencia, pues permite a los familiares de los jóvenes creer que habrá justicia.
Jerzy y Said, junto con once jóvenes, desaparecieron el 26 de mayo de 2013 del bar Heaven, ubicado en la Zona Rosa, a pocos metros de Paseo de la Reforma.
Los cuerpos de los jóvenes aparecieron en agosto del mismo año en una fosa clandestina en un rancho en Tlalmanalco, Estado de México.
Más de dos años después del suceso, las madres denuncian irregularidades en la investigación, quieren conocer la verdad y el por qué de lo ocurrido esa mañana.
“Hasta la fecha creo que no sabemos la verdad, el motivo por el cual se los llevaron. Hay muchas especulaciones y se dijeron muchas cosas, pero el móvil (del crimen) exacto no lo sabemos”, afirmó Ponce.
Josefina García sostiene que el secuestro y posterior homicidio fue “por equivocación”.
Las autoridades de Ciudad de México atribuyen el crimen a una venganza del grupo delictivo “La Unión de Insurgentes” por el homicidio, el 24 de mayo de 2013 en otro bar de capital, de uno de sus miembros, Horacio Vite Ángel, supuestamente perpetrado por la banda rival “La Unión de Tepito”.
Las madres aseguran que el asesinato fue obra de la delincuencia organizada, aunque desvinculan a sus hijos de cualquier banda.
“Mi hijo jamás tuvo problemas con la justicia”, reiteró Ponce, quien definió a Jerzy como un chico alegre, bromista, mujeriego y unido a ella.
La mayoría de los trece jóvenes provenían de Tepito. La mala fama del barrio bravo llevó a que se les juzgara de antemano, consideró Ponce, quien indicó que las madres tuvieron que hacer frente al dolor de la pérdida para batallar contra la autoridad, que se encargó de “criminalizarlos y estigmatizarlos”.
Ponce denunció la pésima atención psicológica que se les ha ofrecido en este tiempo: “Te dicen que estás perfecto. ¿Cómo vas a estar perfecto si perdiste un hijo? Creo que por el resto de nuestra vida no vamos a olvidarlo”, señaló.
Arropadas por su barrio, que les apoyó en todo momento, las madres confiaron en que la justicia continúe su camino y se sigan dictando duras sentencias, aun a sabiendas de que ello no les va a devolver a sus hijos.
“Esperamos penas parecidas para los otros, igual o más, 520 años no los vives, pero queremos que vivan su locura como nosotras (la vivimos)”, subrayó García, quien dijo sentir “mucho dolor” desde el día que en secuestraron a su hijo.
Desde una tienda de ropa de la familia, en medio del bullicioso Tepito y acompañada de los suyos, Ponce habló de su hijo en presente. Le resulta “menos doloroso” pensar que se fue de viaje y regresará cualquier día, contó.