Foto: Gentileza de The Break Club

Seguro que más de alguien se atrevió a hacerlo y debió asumir las consecuencias posteriores, mientras que otros más controlados, han puesto en práctica ejercicios de respiración y matemáticas básica, aunque ello les cueste una dolorosa úlcera u otra afección gástrica, causada generalmente por el estrés.

Sin embargo, éstas ya no son las únicas opciones, hay en Buenos Aires un bar de destrucción, único en su tipo. Se trata de “The Break Club”, ubicado en pleno barrio de Palermo, y que fue inaugurado hace tres años por el publicista Guido Dodero, luego que en 2007 lo sorprendiera la masiva participación en una campaña de marketing realizada por el hotel NH en Madrid, en la que hacían un concurso para elegir a los más estresados y les entregaban mazos para “remodelar” el hotel.

Ese fue el punto de partida de esta ambiciosa idea, que hoy recibe hombre y mujeres, tanto argentinos, como extranjeros de todas partes del mundo, que llegan ansiosos de tomar un bate y destruir lo que se les cruce por delante, desde botellas de vidrio hasta plasmas de 66 pulgadas.

Primero llegas al lugar y eliges con qué elemento romper, qué romper y la música con la que lo vas a hacer. Luego, te pones las protecciones necesarias: mameluco, guantes y protección facial, y pasas a la sala de destrucción, que tiene un vidrio a través del cual puedes ser observado por otros clientes.

Una vez terminada tu catarsis, ingresas a un tercer salón donde puedes relajarte y bajar la adrenalina tomándote un trago y comentando tu experiencia con otros.

Los precios van desde los $8000 pesos chilenos por 15 botellas de vidrio, hasta $35.000 por un monitor de 29´´. También hay promociones para dos y tres personas, grupos, despedidas de soltero, after office, eventos sociales y empresariales.