Aunque, por suerte, no siempre ocurre, s hay ocasiones en las que cuando la maraa judicial entra por la puerta, el sentido comn salta por la ventana.
Uno de esos casos se est dando en O Son, en el ya largo conflicto del bar bora por supuestos ruidos y gases que haran difcil la habitabilidad en un piso.
A cada denuncia ganada, va contencioso, respondi el propietario del bar con el modificado de los incumplimientos, hasta que una nueva certificacin municipal le autorizaba a seguir ejerciendo su actividad. Y en ese ir y venir van ya varias licencias sucesivas, con el sinsentido -para la razn, no para la Justicia- de que el proceso se iniciaba ex novo en cada ocasin y con ello las cambiantes exigencias. As, se ha pasado de un solo bao a dos para minusvlidos o de 0,90 a 1,20 metros para su accesibilidad.
Por todo ello, la pelota est ahora mismo en el tejado municipal, con la nube de una supuesta prevaricacin en el horizonte y la consiguiente exigencia de responsabilidades. Cundo actu dentro de la ley, cundo autoriz las licencias o cundo cerr el bar?
Lo malo de los pleitos no resueltos a tiempo es que radicalizan animadversiones. De ah, que la denuncia que comenz por los ruidos la hayan extendido los denunciantes a cuestiones como la accesibilidad o los aseos, que nada tendran que ver con el origen del problema.
Todo este largo conflicto ha alumbrado una plataforma para declarar persona non grata a la denunciante, por parte de algunos vecinos que si bien no conocen los ruidos en el piso, s saben los que se originan en el bar del que seran clientes.
Pero el de Fuenteovejuna es camino que no lleva a ninguna parte, como tampoco la posibilidad de denuncias masivas por similares ilegalidades en otros bares.
Hace falta, en suma, que el sentido comn vuelva a donde deba, aun a costa de la Justicia. Y ah el Concello tiene mucho que decir.
Juan Salgado