Viajamos hasta Estambul para descubrir
la fragancia de la rosa damascena,
la flor favorita de la top israelí, en la
que se basa Elixir, la última y nocturna
declinación de Especially Escada.
Es curioso que a Bar
Refaeli, la mujer más
deseada del planeta,
lo que de verdad le
hace feliz en la vida
son las pequeñas rutinas.
Como ordenar, limpiar y
recoger. “Es un “hobby”. Lo
hago todos los días; me ayuda
a centrarme y a pensar”, confiesa
ante un grupo de periodistas
internacionales que
está cenando con ella en un
maravilloso palacio otomano
con vistas al Bósforo.
Estamos
en Ortakoy, la zona más “trendy”
de Estambul, y la modelo
israelí ha venido a la ciudad a
presentar Especially Escada
Elixir, la tercera encarnación
de esta familia de perfumes
de la que es embajadora
desde el principio. En la velada,
el menú gira en torno a la
rosa damascena, una fragante
variedad turca, esencial en la
historia de la perfumería, que
es el auténtico corazón aromático
sobre el que se sustenta
esta nueva esencia. “Y mi flor
favorita”, asegura la modelo.
ASUNTOS INTERNOS
Refaeli
escucha todas las historias que
se cuentan a su alrededor y
aporta las suyas. Lo hace con
naturalidad, como si la conocieras
de toda la vida. Y da
gusto verla comer, por cierto.
Porque, a diferencia de esas
modelos escuálidas, pegadas
a su botella de zumo verde,
está claro que sabe disfrutar
de la vida sin remordimientos.
“Voy al gimnasio casi todos los
días y sigo una alimentación
saludable, así que no creo que
sea necesario pasar hambre”.
También está muy orgullosa
de sus habilidades en la cocina.
Por lo que cuenta, cuchillos
y sartenes son casi su
hábitat natural.
Pero lo más curioso sigue
siendo su autoconfesa obsesión
por el orden.
Por eso
indagamos un poco más: “Mi
hermano es un desastre; yo
necesito verlo todo en su sitio.
Y compartíamos habitación,
así que a mi madre la volvíamos
loca cuando yo vivía en
casa”. Es divertido pensar en
esta amazona rubia de 1,80
metros e intensos ojos verdes
doblando jerséis y agrupando
calcetines. “Cuando estoy de
vacaciones me planto ante
el armario, vacío cajones y
perchas, lo recoloco todo de
nuevo y saco lo que no me
pongo para dárselo a mis amigas”.
Incluso tiene un sistema
de clasificación con tres cestas
donde mete la ropa, los zapatos
y los accesorios que va a
regalar a sus íntimas. Felices
ellas, que tienen la oportunidad
de poseer los taconazos de
infarto o el vestido impresionante
que ha llevado una top.
Quien le enseñó la virtud
de compartir fue su madre,
Tzipi. También fue ella quien
la introdujo en su profesión
cuando solo contaba unos
meses de edad. “Mi madre
lo da todo, es la persona más
generosa que conozco. Es mi
modelo a seguir en la vida”,
asegura.
¿Su icono de estilo
también? “No, eso no, porque
nos se arregla nunca; va siempre
vestida con ropa ancha y
generalmente negra. La moda
le trae sin cuidado. Pero sí
que es la mujer más bella en
la que se me ocurre pensar.
Enseguida sabes si ha entrado
en una habitación porque
su energía entra con ella. Su
sonrisa es lo que la hace tan
hermosa. Y está siempre sonriendo”.
Algo que debe estar
bien escrito en sus propios
genes, porque la suya también
tiene poder de iluminación
instantáneo.
Su madre es también su representante,
la encargada de
diseñar una carrera que a los
15 años la llevó a su primera
pasarela y a los 22 a conseguir
su primera portada del
Especial de Baño en la revista
Sports Illustrated.
Aunque no quiere hablar de su
vida privada, probablemente
también fue su profesión la
que hizo que su camino se
cruzara con el de Leonardo
DiCaprio, su pareja hasta
2011.
No se le han conocido
novios serios después, ni quiere
hablar de ellos. Pero no hay
que negar que tiene una gran
capacidad para reírse de sí
misma y de su estrellato sexy.
¿Las pruebas? El divertido
corto que hizo para Funny or
Die, la web del cómico americano
Will Ferrel, en el que
finge montar un “crowdfun
crowdfunding”
para rodar una cinta
sexual al estilo de Paris
Hilton. O el famoso anuncio
de la final de la Superbowl, en
el que aparecía besando apasionadamente
a un supuesto
técnico informático más bien
gordito y poco agraciado.
LA VIDA EN RED. También es
una de las tops con más seguidores
en las redes sociales.
Acaba de superar el millón en
Instagram y pasa de largo los
500.000 en Twitter. Se los ha
ganado a pulso, desde luego,
porque alimenta meticulosamente
ambas vías con información
constante que postea
ella misma. En inglés y en
hebreo, su lengua materna.
Bar, que creció en una granja
(su padre es criador de caballos),
considera que su infancia
de subirse a los árboles y jugar
en la hierba es lo que le permite
tener la energía para todo
en este momento de su vida.
“Me gustan más los espacios
abiertos que el cemento, pero
hay ciudades en las que me
siento especialmente bien.
Como Tel Aviv y Barcelona.
Tienen una vibración muy
similar, muy mediterránea,
que va mucho conmigo”.
SIEMPRE FIEL. Así que el mar
tiene que estar cerca para que
se sienta feliz. Y también el
sol, que da a su piel ese tono
dorado. “Aunque ya no estoy
por la labor de excederme con
los bronceados. No tengo 17
años, así que he incluido el
protector solar en mi rutina
de belleza”. Una rutina que,
por lo demás, es bastante básica:
lavado de cara dos veces al
día e hidratante en grandes
dosis. “Como comprenderás,
huyo del maquillaje cuando
no estoy trabajando. Me toca
llevarlo durante horas por una
cuestión profesional, pero,
cuando termina la sesión de
fotos, me lavo la cara inmediatamente”.
Su arma secreta es
el colorete en crema. “Es un
truco que he aprendido de los
maquilladores con los que trabajo:
te aplicas un poco con
los dedos en las mejillas y en
los párpados para despertar el
rostro y eso es todo”.
El perfume sí se lo toma más
en serio. Siempre Especially
Escada, por supuesto. “Es
floral y elegante al mismo
tiempo, dos cualidades irresistibles”,
concluye.