Desde las 17:30 del pasado viernes, las luces a lo largo de las escalinatas del cerro Santa Ana se encienden. Aunque la mayoría de comercios en el centro cierran sus puertas al anochecer, en este sector de importante afluencia turística el movimiento recién empieza.
Poco a poco, los carros se parquean en los bajos del cerro. Grupos de jóvenes, oficinistas aún con uniformes de trabajo, parejas y turistas comienzan a subir los escalones, en busca de una opción para divertirse.
La música se oye en cada una de las 444 gradas del lugar. A un costado suena una salsa de Gilberto Santa Rosa y al otro una bachata del boricua Romeo Santos. La variedad es parte del atractivo de este cerro.
Reinaldo Caamaño, presidente de la Asociación de Pequeños Empresarios del Cerro Santa Ana, es propietario de Sabú Café, en la escalinata 40.
Nacido en este sector, hace casi diez años, emprendió su negocio que empezó como soda bar. Ahora brinda el servicio de karaoke y bar.
“Aquí es turístico, a diferencia de otros lugares usted tiene un flujo de personas diario…”, expresa Caamaño, quien ejerce esa actividad en momentos que se ha hecho una tercera reforma de la Ordenanza que regula el Plan de Regeneración Urbana del Cerro Santa Ana.
En ella se estipula que los bares deben tener siete metros de frente y 70 m² de área total.
Caamaño cumple con esos requisitos, pero solicita una flexibilización en la norma para que otros propietarios puedan contar con las autorizaciones.
Las horas pasan y los visitantes continúan llegando. Unos se fotografían y otros aprovechan para tomar aliento.
En la escalinata 128, Óscar Cabrera adecuó la casa familiar para abrir un negocio. Hace ocho años arrancó como ciber, pero los robos que sufrió y la poca clientela hicieron que optara por crear un bar.
Con vista a un costado del río Guayas, Fountain bar es el sustento de la familia Cabrera y de otras cinco. Su local, por un metro y medio de frente, dice, no pasa la nueva regulación que exige el municipio a los bares y eso lo mantiene preocupado.
Escaleras más arriba, en el 227, los estibadores del cerro se reúnen. La existencia de estos negocios representa para ellos una entrada fija para mantener a sus familias.
“Nosotros subimos o bajamos unas 30 veces al día, somos alrededor de 25 estibadores en este lado del cerro”, comenta Gabriel Figueroa, de 33 años.
La mayoría coincide en que el Cabildo debería ser más flexible con los negocios, tomando en cuenta que funcionan sobre terrenos irregulares, y además que la regeneración prohíbe el cambio de las fachadas. (I)
Apuntes
Sobre la ordenanza
Áreas
Los locales que no cumplan con el metraje adecuado para operar como bares deberán cambiar su oferta. Solo 17 bares han cumplido. Quienes no lo han hecho piden que se tome en cuenta la inversión.
Exentos
El Cabildo exceptuó del requisito a los negocios que posean la tasa de habilitación vigente y tengan como mínimo 5 m de frente y 65 m² de área.