Por Carina Bazzoni / La Capital
La Tienda, el after hour de Tucumán al 1100 clausurado después de la muerte de Gerardo Escobar, ya sumaba otras dos sanciones que implicaron el cierre del local. En el último año y medio se dictaron cien clausuras a locales nocturnos por faltas graves como el incumplimiento de las normas de seguridad, extender el horario de cierre o por ruidos molestos. Y dos de cada diez establecimientos en infracción fueron bares que funcionaban como after hours.
Los números surgen de un informe de la Secretaría de Control municipal elaborado después de que la muerte del empleado municipal de 23 años pusiera nuevamente en tela de juicio el funcionamiento de algunos bares donde la mayoría de los asistentes concurren después de las cinco de la mañana, cuando cerraron discos y boliches.
El lunes pasado, el concejal frentista Sebastián Chale (radical) presentó un proyecto para limitar el funcionamiento de estos establecimientos que, de prosperar, deberán contar con un permiso especial y no podrán pasar música alta, permanecer a media luz ni correr las mesas para que la gente baile.
La propuesta fue aprovechada por la oposición para recordar que estos bares no están habilitados para funcionar como boliches y que, en todo caso, lo que falla es la capacidad de fiscalización del municipio.
En cifras. De acuerdo a las estadísticas de la Secretaría de Control del municipio, en el último año y medio se realizaron más de 10 mil inspecciones a locales nocturnos para verificar las condiciones de seguridad interna, como salidas de emergencia, protecciones contra riesgo eléctrico e incendio y que los concurrentes no excedan la capacidad del local; pero también para constatar denuncias realizadas por los vecinos relacionadas con ruidos molestos o con incidentes producidos en los alrededores del lugar.
El 20 por ciento de las visitas de los inspectores municipales terminó en el Tribunal de Faltas Municipal, encargado de juzgar las infracciones. Y hubo además 102 clausuras por faltas graves como el incumplimiento a las normas de seguridad o aquellas que garantizan la convivencia con los vecinos. De estos pedidos de cierre, 21 fueron contra bares que funcionaban como after.
“Los llamados afters son locales habilitados bajo el rubro bar, la ordenanza actual permite que un bar permanezca abierto las 24 horas del día, cosa que no ocurre con ningún otro rubro de la noche. Los afters, amparados en esta posibilidad que les brinda la normativa, buscan emular boliches con difusión musical fuera del horario permitido”, comentó Pablo Seghezzo, secretario de Control y Convivencia Ciudadana.
Por esto, advirtió: “Necesitamos imperiosamente discutir una nueva ordenanza para la noche, avalamos la propuesta para darle un coto horario a la actividad de los bares en los que tengamos denuncias de tergiversación de rubro, lo que nos daría una herramienta importante para mejorar la convivencia”.
Reincidentes. Algunos de estos establecimientos fueron clausurados más de una vez en el último año y medio.
Ese el caso de los locales de San Lorenzo al 800 (La Rockola), Callao al 100 bis (MOM), Eva Perón al 7800 (Don Nadie) y Tucumán al 1100 (La Tienda), que sumaron dos cierres cada uno. Y algunos suman además nuevas infracciones que ya fueron giradas al Tribunal de Faltas.
Esos mismos lugares son los que suman mayor cantidad de denuncias de vecinos por ruidos molestos, según reconoció Seghezzo hace dos días. Otros son el Beso, de Güemes al 2600; Jalizco, de Córdoba y Donado y The End, de Avellaneda al 1100.
De acuerdo al informe, el after de Avellaneda casi Marcos Paz fue clausurado a comienzos del año pasado y permaneció más de 10 meses cerrado por haber perdido su habilitación. En enero, un nuevo titular reabrió el lugar, el cual fue clausurado nuevamente tres meses después.
En tanto, en Güemes al 2600 se realizaron tres procedimientos, uno de ellos con inspectores encubiertos (desestimado por fiscalía) y los otros dos se encuentran en el Tribunal.
El trabajo señala a otros after que, luego de ser clausurados, volvieron a abrir sus puertas trabajando como bares y cita el caso de los establecimientos de Sarmiento al 1300; San Martín al 1500; Entre Ríos al 600 y Santa Fe al 5400 que, en total, sumaron siete clausuras.
Otros ya no existen. Quizás el más emblemático fue Strocker (de Salta e Italia), pero también le quitaban el sueño a los vecinos los bares de Sarmiento y 9 de julio, Púrpura (San Martín al 1400), Tamesis (Dorrego al 1300) y Francia y Montevideo. “En ninguno de ellos se registra ya actividad”, destaca el trabajo elaborado por la Secretaría de Control.
Los sitios
En Rosario hay unos 250 locales habilitados para disfrutar de la noche, 70 de esos lugares son salones de fiestas, reuniendo entre todos una capacidad para albergar unas 50.000 personas.