10:24 a.m.
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Cuatro minutos son suficientes para que Raúl Guzmán se robe las miradas de los clientes en un bar, restaurante, discoteca y hasta invitados en algunas fiestas.
Lanzar botellas, capturarlas con movimientos acrobáticos y usar fuego son su modo de exhibir el trabajo detrás de una barra.
El barman tradicional de chaleco y corbata que servía de confidente al consumidor, ha sido desplazado por el empleo de nuevas técnicas que hacen al cliente olvidar sus penas con tan solo ver un Show de Flair -espectáculos con maniobras- o se tome el mejor coctel de la noche.
Raúl Guzmán es un bartenders con tres años de experiencia. Su espectáculo arranca con un suave techno que se va adueñando de los movimientos de los brazos y cuerpo de este caraqueño. Su sonrisa acompaña cada acierto cuando logra girar la botella en el aire y capturarla con un vaso.
Mientras las cinco copas que están en la barra esperan que caiga la mezcla de un buen daiquirí, mojito, cosmopolitan o una piña colada. Raúl sigue sus movimientos coreográficos, ahora con dos botellas y tres vasos que logra balancear y dejar caer en la palma de su mano. Rápidamente se acerca a las copas para servir las primeras onzas de alcohol que serán acompañadas de frutas como: limón, piña, fresa y manzana.
Su espectáculo sigue, pero ahora debe mantener su concentración y dejar a un lado los aplausos de los asistentes.
Se seca un poco de sudor que cae de su frente y se prepara para la segunda fase. Toma dos botellas con una mecha de papel en el pico, ingiere un trago de alcohol y enciende la rumba. Con cada soplo es capaz de crear bombas de fuego donde quiera.
Ya tienen capturado al cliente y solo espera las órdenes para hacer un show en algunas de las mesas o crear cocteles junto a su compañero Alexander Beaumont. Aunque los dos son bartenders profesionales, Beaumont se dedica a la mixología, especialidad en preparar bebidas.
Con una lonja de tocineta, cualquier planta o fruta es capaz de crear un delicioso trago que pudiera desplazar un servicio de whiskey seco, ron o vodka. En propina se pueden ganar hasta Bs. 4.000 en una noche.
Ambos pertenecen a la Academia Nacional de Bartenders en Venezuela y consideran que su oficio se convirtió en una profesión con especialidades en: Bar Manager (asesoría), Mixólogo, Flair (acrobacias) y Bar Maggi (magia).
Los típicos barman clásicos quedaron en el pasado y de ellos solo queda la vestimenta y el buen trato a los clientes, así coinciden estos dos jóvenes que se ganan la vida atrayendo al cliente para obtener la mejor propina.
Bebidas de calidad
Rafael Casanova, socio de la Academia Nacional de Bartenders, asegura que este oficio se reinventó hacia el disfrute del “consumo consciente”. “Venezuela apunta a las tendencias mundiales de vender por tragos y no por servicios” refirió el experto en Gerencia.
Como ejemplo citó que un servicio de ron convencional en cualquier local nocturno puede costar 1.200 bolívares, pero si esa misma botella se vende por trago, genera el doble de ganancias.
En el último congreso de Destilerías Unidas, realizado en Valencia, mostraron cifras donde el ron Diplomático ocupa el primer lugar en 50 bares en el mundo, seguido del ron Santa Teresa que ocupa el décimo puesto.
Hoy en día los bartenders quieren dejar de ser empleados para convertirse en emprendedores. Sueñan con tener sus propios negocios. Algunos profesionales ofrecen servicios de barras móviles que pueden llevar a cualquier celebración.