A las tradicionales actividades de un bar como tomar café, encontrarse con amigos, estudiar, leer el diario o tener una cita amorosa, ahora se sumó la posibilidad de crear objetos utilizando impresoras en tres dimensiones (3D) con las que se puede hacer, en un par de horas, desde un peine hasta una prótesis médica para quien la necesite.
El bar se llama 3D Lab Fabcafé y está ubicado en la esquina de Costa Rica y Godoy Cruz, en uno de los extremos del coqueto barrio porteño de Palermo Soho. Está siempre poblado de profesionales y creativos que ocupan las impresoras tridimensionales para hacer sus trabajos y diseños, mientras desayunan, almuerzan o cenan.
“Las impresoras en 3D pueden construir un objeto partiendo del modelo de un archivo digital. Así como en las impresiones en 2D se pueden imprimir con tinta textos o figuras copiadas de un archivo a un papel, en las 3D se utiliza una técnica llamada de adición por la que en diferentes capas se va haciendo el objeto que se quiera reproducir”, explicó a NEA, uno de los dueños del bar 3D Lab FabCafé, Rodrigo Pérez Weiss.
Seguidamente señaló que funciona “como si en una impresora común de tinta se pusiese el mismo papel cien millones de veces hasta que la tinta fuera creciendo sobre ese papel formando el objeto con el ancho el largo y la profundidad que se quiera hacer”. La frase ‘querer hacer’ es la que marca el límite de las posibilidades que abre esta nueva tecnología de impresión en tres dimensiones: puede hacer todo lo que sus usuarios quieran lograr, desde una taza hasta una casa.
Gino Tubaro tiene 18 años y fundó junto a Pérez Weiss la firma Darwin Research, que funciona dentro del bar y que busca que la evolución tecnológica sirva para mejorar la calidad de vida de la gente. Según Gino “nuestro objetivo es que estas posibilidades que brindan las impresoras en 3D y todos los avances tecnológicos en general, puedan llegar a estar al servicio de lo que necesita cada persona en particular. Soluciones a medida de cada ser humano. Así fue que logramos hacer la mano ortopédica para Felipe”.
Esta semana el bar 3D Lab fue visitado por muchos medios de comunicación a raíz de una nota publicada en un diario nacional que contó que en ese bar se hizo una mano ortopédica para Felipe, un niño de 11 años del Oeste de la provincia de Buenos Aires que nació sin su mano izquierda. Su madre se comunicó con los responsables del bar y por correo electrónico les mandó las medidas de la prótesis que necesitaba Felipe y en cuestión de meses la obra estuvo terminada. Ahora, el niño puede usar esa mano tal como soñaba para atarse los cordones, tomar mate, andar en bicicleta y jugar a la pelota.
El futuro llegó hace rato. Para muchos esta nueva tecnología puede sonar más a ciencia ficción que a realidad. Pero todo es cuestión de conocimiento. La tecnología avanza a pasos acelerados y las sociedades tienen la opción de adoptarlas o verlas pasar de acuerdo a los intereses y necesidades de cada momento histórico.
Hoy las impresoras en 3D ya son una realidad para un grupo minúsculos de argentinos. Quizá en el futuro esa base se amplíe. Por el momento desde este bar en el barrio porteño de Palermo se ofrecen los servicios a quienes puedan acercarse y pagarlos.
El bar abrió sus puertas en agosto del año pasado y desde entonces fue creciendo en popularidad, primero entre el grupo de profesionales ya familiarizados con el uso de esta nueva tecnología de impresión. Actualmente, también es visitado por un público curioso por saber qué cosas pueden hacerse con estas nuevas impresoras.
“Vienen muchos arquitectos, médicos y diseñadores que traen sus modelos en un archivo y lo imprimen para tener un prototipo o una maqueta en cuestión de horas”, señaló Tubaro.
El precio de los objetos que se imprimen en el bar porteño varía de acuerdo a los materiales y las distintas calidades de impresión. En general se cobra 100 pesos por hora, pero también se pueden hacer pagos mensuales o semanales para equipos de trabajo que necesiten usar esta tecnología de manera programada. Para tener una idea, la fabricación de una tasa puede demorar unas tres horas.
En el caso del bar porteño las impresoras son de dos tipos: una de resina que se llama DLP (Direct Light Projection es su nombre en inglés) y las demás son del sistema FDM (Fused Deposition Modeling) que toma un carretel de hilo plástico y lo derrite para crear objetos.
Pero hay una amplia gama de modelos de estas impresoras y obviamente su precio varía de acuerdo a las funciones que realice cada modelo. No es lo mismo una impresora que trabaja con plástico como insumo a una que trabaja con hormigón para hacer una casa.
Desde un botón hasta una casa. La primera impresora tridimensional fue desarrollada por el inventor alemán Charles Hull en 1983 y a mediados de la década del 90 se realizó su perfeccionamiento en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) de Estados Unidos. “Las primeras eran grandes como una heladera, pero rápidamente esa tecnología avanzó y hoy son del tamaño de un microondas y trabajan de una manera cada vez más veloz y eficiente”, destacó Tubaro.
Al principio la tecnología fue adoptada por algunas industrias para mejorar sus procesos de producción y actualmente está tratando de penetrar en la vida cotidiana de las personas, donde se estima que en breve pueden llegar a ser tan populares como las impresoras convencionales.
En nuestro país ya hay fabricantes locales de estas impresoras 3D y el precio varía de acuerdo a cada modelo específico. Las más económicas se pueden conseguir a 18.000 pesos que son las que imprimen objetos de plástico. “Pero hay muchos modelos de impresoras y más aún de materiales para usar como materia prima de la impresión. Se pueden hacer objetos con oro, acero, hormigón, aluminio, cerámica, comida y con lo que se quiera”, señaló Pérez Weiss.
Hace un par de semanas la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos, más conocida por la sigla Nasa anunció una inversión de 100.000 euros para que una empresa europea desarrolle la reproducción de alimentos a través de impresoras en 3D, que posibiliten hacer comida que pueda mantenerse en el espacio durante años para alimentar a los astronautas enviados al espacio durante largas temporadas. En el país del norte ya existen empresas de construcción que ofrecen casas impresas capa a capa. El material que utiliza es hormigón armado y la impresora es una gran grúa con un cabezal que en tres días deja una vivienda terminada.
Lo bueno y lo malo. Como en todo avance tecnológico, las impresoras en 3D también encendieron polémica sobre usos delictivos que se les pueda dar. “Las impresoras no son ni buenas ni malas. Son sólo máquinas. Depende de quién las use y para qué. Con ellas se pueden hacer muchas cosas que ayuden a un mundo mejor como las prótesis médicas, pero también se puede fabricar un arma para matar. Porque la impresora hace lo que se le pide, desde un florero hasta una ametralladora Y hoy en día en internet tenés modelos para armar lo que se te ocurra”, señaló Pérez Weiss.
En marzo de este año se conoció la noticia que médicos del Hospital Universitario de Utrecht, en Holanda, implantaron por primera vez en el mundo un cráneo completo hecho con una impresora en tres dimensiones a una mujer de 22 años que padecía una enfermedad de los huesos que comprimía su cerebro.
¿Qué es una impresora 3D?. Una impresora 3D es un dispositivo capaz de generar un objeto sólido tridimensional mediante la adición de material. Funciona con un sistema en el que va sumando capa a capa el material necesario para el objeto que se quiera imprimir. Por ejemplo, para hacer una cuchara en una impresora 3D se usará solamente la cantidad estricta de material que contenga esa cuchara. Para hacerla deberemos tener la representación de esa cuchara en un formato de modelo 3D que sea reconocido por la impresora y al aplicar el comando imprimir comenzará el proceso.
Tecnología en Argentina
La empresa estadounidense Organovo anunció el lanzamiento para 2015 del primer hígado artificial fabricado íntegramente con una impresora 3D. Este órgano diseñado no servirá para trasplantes, pero será una herramienta para probar los efectos de nuevos medicamentos en proceso y para estudiar posibles tratamientos de enfermedades.
El estudio holandés ‘Dus Arquitects’ está construyendo en Amsterdam la primera casa fabricada totalmente con una impresora 3D. Para ello, se ha tenido que crear la impresora más grande del mundo, de 6 metros de alto. La súper-impresora construirá, por este orden, las paredes exteriores, los techos y los muebles del edificio, cuyo costo será sensiblemente menor al de un edificio convencional.
La Agencia Espacial Europea planea utilizar impresoras 3D para construir bases en la Luna. El estudio de arquitectura Foster y Partners han ideado una estructura celular con protección contra la radiación espacial y los micro meteoritos que incorpora un refugio presurizado para los astronautas. El refugio no se llevaría desde nuestro planeta sino que se imprimiría a partir de materiales de la propia superficie lunar.
Por Daniela Cortés