04.04.2014
“Siento que con El tiempo de los necios estoy cerrando un círculo”, dice Alfredo Piro en un bar de Almagro que le pone aire de tango a una charla que gira en torno al más rockero de sus discos, que presenta mañana y el 12, a las 21 horas, en Ultra Bar (San Martín 678).
El círculo es el que comenzó a trazar durante su adolescencia en lugares como el teatro Santa María, en La capilla, en Prix D’Ami, donde “bandas como Clap, Metrópolis o, más aún Fricción, con Richard Coleman a la cabeza” ejercían sobre el hijo de Susana Rinaldi y Osvaldo Piro lo que él mismo describe como una “influencia endovenosa”.
“Ahí empecé a hacer mis propios temas, que formaban parte de mis primeros proyectos, con los que llegué a tocar en el mítico bar Caras más caras”, recuerda. Y cuenta que la profesionalización le llegó como intérprete de tango.
Es en ese pasado algo encubierto bajo su faceta tanguera donde hay que buscar el origen de un disco que lo tiene por primera vez, a los 41 años, en el rol de autor de todos los temas, y que prefiere exhibir como una muestra de su evolución más que revolución.
“La cuestión es ensanchar un poco mi horizonte como cantante de música popular. Sería necio pretender desenmarcarme del tango; tanto como querer encorsetarme en el rock”, dice.
Quizá se pueda hablar de una inversión de proporciones.
Podría ser. Igual, hace unos días fui a una disquería a ver si estaba el disco, y lo encontré en la batea de tango. Y eso que está producido por un músico de rock como Coleman y que el sello se llama Ultra Pop. (Risas) ¿Tenés en cuenta eso en la previa del armado del disco?
No. Esas son cuestiones de mercado, con las que uno no puede especular.
En el tema “Algo”, decís “hoy disfracé mi voz en un disco de tangos”. Si no dijeras lo de la especulación, sonaría a que…
…este tipo es un impostor. (Risas) Algo así.
Para nada.
Algo
es una canción que escribí para mi hija, con la motivación que representaba para mí volver a ser padre, veinte años después de haberlo sido por primera vez. Fue una necesidad muy fuerte de cantar mis propias palabras y melodías. Por eso siento que este disco es la fotografía que mejor muestra dónde estoy parado musicalmente.
¿Cambia algo que sean tus propias canciones las que cantás?
Hay una plusvalía emocional. Pero también incide el contexto en el que a uno le toca cantar.
¿En quién pensaste al escribir sobre “los necios”?
En nadie en especial. La canción la escribí a los 16 años, y al rehacerla me impactó una frase que dice “éste es el tiempo de los necios, de los que ahogan su suerte en resentimiento”. Sobre todo porque hoy vivimos en una sociedad binaria en la que caprichosamente tenés que estar de un lado o del otro en una división muy imbécil. Al punto que me han dicho tanto que era un título muy ‘anti K’, como lo contrario. Cuando necios hay en todas partes.