“Hacen trabajar a chicas de 15 años y las golpean, las agarran de los pelos”, es una de las frases que forma parte de la denuncia. “Hay tres mujeres que explotan sexualmente a las chicas, junto a sus maridos. Si no pegan ellas, pegan ellos”, es otra de las precisiones. Ambas apuntan directamente contra una organización que funciona en un boliche del barrio de Constitución y son parte de una investigación que impulsó el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata.
El bar se llama “El Caburé”, ubicado en Lima 1813, y desde allí opera Claudia “La Chata” Montes, líder de una organización denunciada por reclutar y prostituir chicas, algunas de ellas menores de edad, según una investigación federal a la que tuvo acceso Infobae y que publica hoy en su portal de noticias.
Otro testimonio marca aún más el nivel de violencia con el que tratan a las chicas: “Si no hacen ningún pase las muelen a palos, una de las chicas perdió su embarazo por los golpes”. Claudia Montes vive en Lavallol, Lomas de Zamora, y todavía no fue citada a declarar por esta causa, que lleva el Juzgado Federal 9.
El drama de las familias afectadas por este accionar viene desde hace un tiempo, dicen los denunciantes que la Policía que patrulla la zona considera “normal” el funcionamiento de este y otros bares. Un caso testigo tiene a Margarita Meira, vecina de Constitución, que ya no tiene a su hija, Susana.
La chica tenía 16 años y fue secuestrada en el barrio, se la llevaron de la misma casa a donde aún vive la familia. La lucha de Margarita se verá reflejada con la inauguración del local de Madres de Víctimas de Trata, hecho que se dará el 30 de septiembre.
Durante la entrevista con Infobae, Margarita denunció que “en Constitución y en toda la Capital Federal los proxenetas explotan menores de edad”. Y dio detalles dramáticos del momento que le tocó sufrir cuando se llevaron a su hija.
“Mi hija Susana desapareció en 1991 cuando tenía 16 años, se la llevó engañada de esta misma casa un hombre que se hacía pasar por su novio, pero era un mafioso con antecedentes penales. Pensé que la usaba para vender droga, para salir a robar, pensé que ella iba a volver cuando se diera cuenta. Me cansé de buscarla, pero no la encontré. Un día, a las tres de la mañana, nos vinieron a avisar que estaba muerta. Aparentemente, querían hacer desaparecer el cuerpo”, contó la mujer.
Al momento de precisar la función que tendrá Madres de Víctimas de Trata, Meira agregó: “Solicitamos abogados querellantes y no estudiantes de derecho que practican con los casos de nuestras hijas, eso no lo vamos a permitir más. Queremos que el delito de trata sea de lesa humanidad, porque archivan las causas. Y queremos un banco de ADN, porque descubrimos que los cementerios están llenos de personas enterradas como NN”.