Sólo nos queda rezar
Félix Fuentes
En este sexenio se han multiplicado en la capital del país las quejas de extorsiones y homicidios relacionados con el hampa organizada, lo cual niega con énfasis el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
El primer gran aviso sucedió el 4 de junio de 2013 con el secuestro de 11 individuos del Bar Heaven de la Zona Rosa.
Autoridades del Distrito Federal reconocieron que esos plagios, los cuales culminaron en asesinatos, estaban relacionados con narcomenudistas de Tepito y el corredor Zona Rosa-Condesa. En esta colonia fue muerto, fuera del bar Black, Horacio Vite Ángel, el Chaparro, y se cree que ese crimen desató la guerra entre delincuentes del narcotráfico.
Mancera niega en tono airado que los cárteles de las drogas hayan ingresado en el Distrito Federal. Pero si él y sus colaboradores hablan de narcomenudistas, éstos proliferan porque reciben estupefacientes para su venta de la delincuencia organizada. No les caen del cielo.
El mismo gobierno citadino mencionó que la mafia de Tepito, llamada La Unión, es liderada por Miguel Ángel Cornejo, Miguelo, y secuestró al comerciante Miguel Galán porque se negó a pagar cuotas de derecho de piso.
Esa práctica de chantaje se incrementa en la Ciudad de México. Dueños de tiendas, bares y restaurantes de la Condesa, Zona Rosa y Tepito, se quejan de las exigencias económicas, semanarias o mensuales, de delincuentes, para no causarles daños personales o a sus negocios.
Los cobros por derechos de piso están hermanados con narcotráfico y secuestros. El cártel de los Zetas los practica como ningún otro de la república. Según ha dicho la señora Isabel Miranda de Wallace, esa mafia ha incrementado los plagios en Tamaulipas, Veracruz y Tabasco e, invariablemente, ultima a sus víctimas en cuanto cobra los rescates.
Dicen quienes ya pagan cuotas en el DF, que los Zetas o sus imitadores recurren a esas prácticas de terror y no advierten que el gobierno capitalino haga gran cosa para identificarlos.
El colgado de Iztapalapa destapó otros cinco homicidios relacionados con el narcotráfico en el interior del penal de Santa Marta. ¿Ingresan las drogas allí por conducto de hermanas de la caridad?
El señor Mancera prefiere establecer blindajes en zonas conurbadas del Distrito Federal para rastrear a delincuentes que, a su manera de ver la actual situación, llegan a áreas metropolitanas.
Llama a esa técnica Operativo Rastrillo, y ya la implantó en Chalco, Ecatepec y El Ajusco. Su siguiente paso es erigirla en Azcapotzalco para frenar a delincuentes que procedan de Tlalnepantla y Naucalpan.
Como procurador de justicia que fue del DF, bajo la batuta destartalada de Marcelo Ebrard, ha de saber el señor Mancera si en verdad puede contener a delincuentes de los cárteles de Sinaloa, Zetas, Templarios, Jalisco Nueva Generación, Guerreros Unidos, Beltrán Leyva y tantos otros adueñados de la república.
Si realmente cree Mancera que ésa es la fórmula, oremos cuanto sepamos, como dijo el presidente Peña Nieto que lo hicimos los mexicanos para evitar estragos del huracán Patricia, y roguemos por que tenga éxito el jefe de Gobierno.
Vale recordar, sin embargo, que la Cosa Nostra de Sicilia ha mantenido sus dominios durante siglos y llegó a dominar las finanzas de la Santa Sede. Y la mafia estadounidense pudo encumbrar a un presidente en la Casa Blanca. ¿Es difícil trasponer las fronteras del DF?