La madrugada de ayer sirvió para que los ladrones volviesen a asaltar un establecimiento hostelero en A Illa de Arousa. En esta ocasión, la víctima fue el bar Museo, situado en los bajos del centro sociocultural isleño, donde los ladrones reventaron la puerta de acceso con una pata de cabra y se apropiaron de unos 350 euros que se encontraban distribuidos entre la caja, el bote de propinas y la lotería, antes de huir al sonar la alarma con la que cuentan las instalaciones.

Su propietario, Daniel Gondar, reconocía ayer que “todo ocurrió sobre las 5 de la madrugada, cuando la activación de la alarma nos alertó de lo que estaba sucediendo, pero cuando llegamos al bar, el ladrón o ladrones ya habían huido”. Aunque la cantidad de dinero es importante, la actividad de los ladrones causó mayores pérdidas con los destrozos que provocaron para poder acceder al interior del establecimiento, ya que destrozaron una puerta reforzada así como toda la madera que rodeaba el dintel de la misma, a lo que hay que añadir el destrozo del ordenador de la caja registradora. “En todo este tiempo que llevamos abiertos, es la primera vez que sufrimos una situación de estas características, por lo que vamos a mejorar las condiciones de seguridad con una nueva alarma”, explica.

Los hechos han sido denunciados ante la Guardia Civil de Vilagarcía que se encuentra investigando la autoría del mismo a través de los agentes de la Policía Judicial, que a primera hora de la mañana recogieron todo tipo de pruebas para tratar de identificar al ladrón o ladrones. Cuentan para ello con la presencia de una cámara en la zona, ubicada en instalaciones municipales, que puede resultar determinante para tratar de esclarecer lo ocurrido. El bar Museo se une así a una larga lista de establecimientos y locales de A Illa que, en los últimos meses, han sido víctimas de la visita de los ladrones. De hecho, este mismo mes se denunció el robo de un quad en un garaje del municipio, cuyo destino puede acabar siendo el despiece para su venta, y una serie de robos de diferente material perpetrado en el criadero de Punta Quilma. Fue la propia cofradía, titular de las instalaciones la que interpuso una denuncia tras descubrir que se habían llevado de las instalaciones gasóleo y destrozado material que guardaban en el interior de la nave.