Se le han echado encima como si fuera un monstruo, el único pecado que cometió es nacer pobre. Tepito lo vio crecer y se hizo estrella del único deporte que supera en numero a los adeptos a la Virgen María. Nadie puede negar que es mal actor y peor conversador. Su instrucción escolar elemental debe de ser de menos de preparatoria, sin embargo ha sido un tipo sincero que no tiene corchos en la garganta ni se vale de eufemismos para decir las cosas. Eso se le agradece, ya que a diario oímos a los dueños de la nación disfrazar la miseria con nacionalismos baratos: Cuauhtémoc Blanco ya no es un hombre del montón, si lo fuera no ganaría tanto dinero. Los del montón somos asalariados
Sin embargo los reflectores apuntan hacia su preparación académica, toda vez que los políticos de buena cepa han ido a la universidad y mejor aún, al extranjero a ratificar su condición de servidor público.
Eso les ha dado el poder o la facultad de tomar decisiones,no obstante, no todas ellas son acertadas, y muchas caen en una brillante ridiculez, exactamente como si no hubieran ido a los mejores colegios y universidades.
Entonces lo que sigue es que el “respetable” los llama “pendejos”, “ignorantes”, “inservibles”, “ratas”, “estúpidos” “H.D.S.P.M.” etc. Y la relación académica que pudiera salvarles queda como palo de gallinero; en lugar de ayudarles, los ensucia más y frases como estas son inagotables: “mira, pobre pendejo, que bueno que estudió, imagínate si no” “esos idiotas son los que nos gobiernan: si son unos burros”….