Con una fiesta muy familiar, a la que acudieron parte de la clientela «de toda la vida», el bar Aita Mari ó San Marcial cerró sus puertas, debido a la jubilación «por enfermedad» del último propietario Joxe Benito Martija, que con su mujer Mari Nieves López de Luzuriaga han venido dando servicio al barrio de Sasoeta durante un par de décadas. «Ha sido muy entrañable la despedida -apunta Joxe Benito- ya que han acudido los clientes de toda la vida, desde que mis aitas abrieron el bar allá por 1972. Hemos servido un lunch con pintxos, como tradicionalmente hemos venido haciéndolo muchas Nocheviejas; pero en esta ocasión, más especial ya que se cierra una etapa importante nuestra y de la vida del barrio».

Y es que el bar Aita Mari ó San Marcial ha estado muy vinculado a la creación del barrio y su entorno. Matilde Arruti, ama de Joxe Benito, recuerda cómo fueron los inicios. «En agosto de 1972 nos animamos a abrir el bar en este barrio que se estaba construyendo. Mi marido, Ángel Martija, me animó y nos montamos en un bar que, al principio funcionó como restaurante. En aquellos tiempos dábamos dos tandas de menús del día y el vecindario me solicitaba servicios para celebrar comuniones, bautizos…».

Eran tiempos de bonanza para el bar. Según explica Matilde «en Sasoeta no había ningún bar y trabajo teníamos a manta, ya que los trabajadores de la variante solían venir a comer el menú».

El Aita Mari, que tuvo que cambiar de nombre, San Marcial, por no coincidir el nombre con un afamado establecimiento de Donostia, siguió funcionando bajo la dirección de Angel Martija y Matilde Arruti, hasta que cayó enfermo Ángel. «Recuerdo que hacia 1996, el aita cayó enfermo -apunta Joxe Benito- y nosotros que regentábamos Kirolak Martija en el mismo barrio, decidimos cerrar la tienda de deportes para dedicarnos de lleno al bar, echándole una mano a la ama. Desde entonces seguimos dando el servicio muy parecido al que daban los aitas, con menús diarios a base de una cocina muy tradicional. La verdad es que siempre nos fue bien, siempre con los altibajos que las crisis han ido dando a todos los negocios».

En su día, el Aita Mari, tenías mucha fama de dar «por encargo» citas gastronómicas para cazadores de la comarca. Matilde recuerda bien aquellos años. «Eran épocas buenas, recuerdo que los Vidaur, Añorga y cazadores de aquella época me venían a pedir que les prepararía menús a base de jabalíes que cazaban. La verdad es que el bar se había convertido en el establecimiento estrella del barrio y todos acudían como si fuera su segunda casa».

Han pasado 41 años desde que este emblemático establecimiento abrió sus puertas y, como bien apunta Joxe Benito, «ha contado con una historia muy paralela a la vida del barrio. La verdad es aquí se llevaron a cabo las primeras reuniones donde posterior se gestó la sociedad Saustatxo. Aquí también se celebraban las reuniones de la comisión del barrio cuando en su día se organizaban las fiestas de Sasoeta».

Ahora son momentos para el recuerdo y para pensar en descansar después de tantos años. «La verdad es que -apunta Joxe Benito- es que tendremos más tiempo para hacer otras cosas, pero tendremos la nostalgia de que fue en este establecimiento donde hemos crecido, han nacidos nuestros hijos y hemos formado una gran familia, incluidos muchos clientes. Por eso quiero agradecer a todos, por su fidelidad, por su amistad, y a los míos por el apoyo y el trabajo que han aportado durante todos estos años».