Desde que el homo sapiens hace 30 o 40.000 años empezó a balbucear sonidos inteligibles y a estructurar un lenguaje con el que comunicarse con sus semejantes, empezaron a contarse historias. Historias que, o bien trataban de explicar lo inexplicable, originando supersticiones, mitologías y religiones, o contaban las proezas de los nobles antepasados del clan, o relataban las aventuras de los miembros mas destacados de la tribu.

Estas historias o narraciones orales, fueron, durante milenios, uno de los elementos que ayudaron mas a cohesionar a los grupos y comunidades humanas, Muchas de estas historias contadas alrededor de los fuegos comunales, eran historias ejemplares que hablaban del bien y del mal, de lo mejor y de lo peor del ser humano y transmitidas de padres a hijos, fueron, generación tras generación, configurando la ética y la moral natural de la especie.

Las buenas historias siempre atraen la atención y el interés de las personas y cuando hablan de sentimientos y emociones humanas, todavía mas; de ahí la razón principal del éxito del ultimo spot de Lotería de Navidad. La peli del sorteo de Navidad es una historia humana que nos habla de nosotros mismos. Pero, ¿por qué esta campaña está teniendo una especial repercusión? A mi juicio, por varias razones:

1. Porque como he dicho antes, es una historia humana que habla de emociones humanas.

2. Porque es una historia bien contada y bien producida. Una buena historia, si no se cuenta bien, parecerá una mala historia.

3. Porque es una historia situada en el lugar indicado. El bar, en nuestra cultura, es como las antiguas hogueras de la tribu; el santuario laico donde se reúnen y socializan los miembros de la comunidad.

4. Porque es una historia cercana y cotidiana, ambientada en un local que puede estar en cualquier barrio de cualquier ciudad española.

5. Y porque, sobre todo, es una historia oportuna en el tiempo. El ciudadano medio español, desde hace demasiado tiempo, vive en un “hábitat ” dominado por las mas innobles, abyectas y reprobables conductas humanas.; respirando una atmosfera irrespirable, contaminada por toda clase de corruptas, egoístas, e inmorales practicas sociales y políticas.

La película de la Lotería de este año, en algún sentido, devuelve al ciudadano español un poco de esa necesaria esperanza en la bondad humana y en los positivos valores de las personas. El bar de Antonio y sus protagonistas son una pequeña inyección de autoestima para una sociedad zarandeada por la triste realidad diaria; son el espejo que nos devuelve a todos la imagen deseada y también justa de una colectividad, la española, que, pese a todo, está considerada en el mundo como una de las mas generosas y solidarias que existen.

De un argumento o de una razón, todos nos podemos defender con un contraargumento; frente a una emoción o un sentimiento profundo y verdadero, todos nos sentimos inevitable y plácidamente indefensos.

En la vida, como en la publicidad, las buenas historias siempre se reconocen y valoran.

Esta historia, como ya he dicho, es buena para todos y, obviamente, también para Loterías y Apuestas del Estado, porque seguro que contribuirá a que se venda mejor el sorteo de Navidad; pero también es buena para la agencia creadora de la campaña (Leo Burnett) y para toda la industria publicitaria que, vapuleada por la crisis, lleva bastante tiempo sin producir grandes ideas y necesitada de notorios reconocimientos y espaldarazos públicos.

Al “Calvo de Navidad” seguro que también le gustaría esta historia.