Thriller, EEUU, 2013, 106 min. Dirección: Michaël R. Roskam. Guión: Dennis Lehane. Fotografía: Nicolas Karakatsanis. Música: Marco Beltrami. Intérpretes: James Gandolfini, Noomi Rapace, Tom Hardy, Elizabeth Rodriguez, Erin Darke.
El cine negro ha resultado ser, junto al cómico y el de terror o fantasía, el género más ininterrumpidamente longevo de la historia del cine. Tienen una historia larga, pero llena de interrupciones, el histórico, el bélico o el de aventuras. Murieron casi a la vez el western y el musical a principios de los 70. Pero el cine negro no ha conocido una sola década de decaimiento. Seguramente por su capacidad para adaptarse a las realidades sociales de cada momento y a las cambiantes expectativas del público. Desde el cine francés de los 30 y el hollywoodiense de los 40 hasta el actual neo-noir, pasando por los giros que le imprimieron El beso de la muerte a finales de los 40 o Sed de mal a finales de los 50, las piezas autorreferenciales de los 70 como El padrino o Chinatown y la deriva más reciente a partir de Pulp Fiction o Seven a mediados de los 90, ha demostrado una asombrosa capacidad de supervivencia y adaptación a todos los tiempos y cinematografías.
Viene esto a cuento de la coincidencia entre los estrenos de este fin de semana de la española La isla mínima -aclamada como la película española del año- y la norteamericana, dirigida por un realizador belga, La entrega. Un andaluz con aptitudes para comerse el mundo y un belga que, tras un solo largometraje (Bullhead), ha puesto con fuerza el pie en Hollywood hacen suyos los esquemas básicos del cine negro adaptándolos a las marismas del Guadalquivir y a Brooklyn.
Basándose en el relato breve Animal Rescue de Dennis Lehane (autor de las novelas que inspiraron Mystic River y Shutter Island), que él mismo ha convertido en guión, el belga Michael R. Roskam desarrolla con mucho talento la historia de un perro triste, una chica triste y un camarero triste que trabaja en el melancólico bar de un derrotado pariente que, en realidad, es el lavadero del dinero ensangrentado de la mafia chechena. Unos extraordinarios Tom Hardy, James Gandolfini (en su última interpretación) y Noomi Rapace son, más que interpretan, estos personajes.
En la extrema pero a la vez contenida y tensa violencia, en el uso de la muy buena banda sonora de Marco Beltrami, en la conversión de Nueva York en un círculo de infiernos peligrosamente yuxtapuestos, en el tono trágico de unos personajes cuyos destinos parecen haber sido escritos por la fatalidad, en la profunda tristeza que empapa toda la película enmarcando la tragedia en una cotidianidad sin horizonte, en la conversión de la trama negra en un bajo continuo que acentúa la patética indefensión -camarero, perro, chica- de los tres seres que dan sentido al título original del relato: animales rescatados (o más bien necesitados de rescate), en todo ello se percibe el aliento de las obras maestras de James Gray. Roskam no las alcanza, pero si persevera está en el camino correcto para hacerlo. Aunque parece que a quien se homenajea es a Visconti, ya que el perro se llama Rocco y la chica Nadia, como los personajes que interpretaban Alain Delon y Annie Girardot en Rocco y sus hermanos.