EN un pequeño rincón de Villaverde Alto, un humilde y populoso barrio de Madrid, nos encontramos con María. Detrás de sus ojos sonrientes se esconde una vida anónima, cuajada de trabajo, hijas y ahora nietos. Una vida sencilla que arrancó en Navarrevisca hace unas cuantas décadas y que ahora, como la su marido ya fallecido, Tomás, sale a la luz de una forma hermosa.
Porque María García Burgos es la propietaria del bar más famoso del momento. Ustedes puede que lo conozcan como el Bar Antonio, ése en el que Manuel, entre los gritos de sus vecinos afortunados con el Gordo de la Lotería de Navidad, descubre entre lágrimas que a él también le ha sonreído la fortuna.
Pero, en realidad, el bar tiene un nombre de lo más abulense: se llama La Muralla, en honor a la tierra que vio nacer al matrimonio y a la que María regresa, ahora en compañía de sus hijas y sus nietos, siempre que tiene ocasión.
«Quisimos que el bar se llamara La Muralla para homenajear a nuestra tierra», comienza a contarnos María apoyada en la barra del establecimiento que ahora tiene alquilado a Hernán yMargarita y en el que ella trabajó junto a su marido durante mucho tiempo, desde que lo pusieron en marcha en el año 1969.
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