El sospechoso de apuñalar el jueves por la noche a un hostelero en San Juan, y de quemar su cafetería de la calle San Luis en enero, se metió en el bar de al lado nada más cometer presuntamente el intento de homicidio en la calle Bailarín Vicente Escudero y se tomó una cerveza y un bocadillo mientras la víctima se desangraba a la puerta misma del establecimiento. Allí, sentado en la barra y con los pantalones y los zapatos aún llenos de sangre, le encontraron y detuvieron a las 21:15 horas los policías municipales que asistieron al herido.
Raúl A. G., que así se llama el arrestado, es un delincuente habitual de 39 años que cuenta en su haber con un historial repleto de antecedentes por robo, en su mayoría, aunque también fue detenido cuando contaba con tan solo 17 años por desvalijar e incendiar la cafetería Dollar’s de la calle Santiago (aquel 28 de marzo de 1991 actuó con un compinche y perdieron las 108.500 pesetas del botín al subir a un taxi).
Ingresado con heridas graves
Pero los hechos ocurridos el jueves junto a la puerta lateral del bar Pakos (nada tiene que ver este negocio con los hechos), al altura del número 1 de Bailarín Vicente Escudero, nada tienen que ver con aquella chiquillada de los años noventa. La víctima, Francisco Javier R. R., de 38 años, recibió dos cuchilladas en el pecho y dos más, presumiblemente al intentar defenderse, en el brazo derecho. Las primeras heridas incisas le atravesaron la caja torácica y le causaron un «neumotórax izquierdo por traumatismo», del que se recupera con «pronóstico reservado» en la planta de Cirugía Torácica del Clínico, según confirmaron ayer fuentes sanitarias y policiales.
Los hechos ocurrieron a la 21:15 horas del jueves a la puerta del citado bar, justo enfrente de la iglesia de San Juan. Víctima y agresor protagonizaron allí una «violenta discusión previa» motivada, al parecer, por una deuda económica que el segundo reclamaba al hostelero. La disputa, de la que fueron testigos varios viandantes –una mujer, incluso, intentó mediar en ella con poca fortuna–, la zanjó uno de los contendientes al tirar al suelo a la víctima y sacar después a relucir un pequeño cuchillo de cocina, que se partió durante la agresión. El sospechoso se metió a continuación en el citado local y se fue directo al lavabo después de pedir una cerveza.
«Estaba muy tranquilo y ni me fijé en la sangre, la verdad, aunque debió limpiarse en el baño y cuando salió me pidió también un bocadillo de salchichas, que se estaba comiendo en la barra cuando entraron a por él los policías municipales», relataba ayer un tanto sorprendido aún el propietario del bar Pakos.
«Intenté ayudar a mi amigo»
Los agentes, que ya contaban con una detallada descripción facilitada por los testigos, se toparon al entrar con que el cliente aún «tenía sangre en los vaqueros y en los zapatos». Él, pese a todo, justificó que se había «manchado al intentar ayudar a un amigo que estaba en el suelo». Así que negó los hechos, aunque sí reconoció que conocía a Francisco Javier. Tanto es así que los agentes descubrieron que llevaba encima una resolución judicial en la que figuraba el nombre de la víctima.
El herido, que estaba consciente cuando llegaron los agentes locales –a ellos se sumaron ya en el bar efectivos de la Policía Nacional–, negó, sin embargo, que conociera al agresor. Eso a pesar de que los testigos sí les vieron discutir en la calle y de que el agresor confesó la relación.
La investigación, de la que se hizo cargo la Brigada de Homicidios, se centra ahora en averiguar qué relación tenían, en realidad, los dos implicados, aunque todo apunta a un ajuste de cuentas por motivos económicos. Los agentes creen, además, que el detenido, Raúl A. G., alias ‘Piojo’, puso ser el autor del incendio que destruyó el bar que regentaba el hostelero herido en el número 18 de la calle San Luis –el negocio se llamaba San Luis 18– en la madrugada del pasado 9 de enero.