Mientras fanáticos en ciudades de Estados Unidos heladas por el frío se reunían para mirar el Súper Bowl con amigos o en su bar predilecto, una amalgama de brasileños e inmigrantes sudaban con el calor de la noche de Río de Janeiro para celebrar el campeonato de la NFL a su propia manera.
Entre los fanáticos apretados en el bar Shenanigan, situado a solo dos cuadras de la playa de Ipanema, la brasileña Milena Lozano _con una camiseta de los Patriots con el número 12 de Tom Brady _ dijo que prefiere el fútbol americano porque es “más intelectual” que el fútbol el deporte que apasiona al país.
“Tiene una dinámica que es un poco más diferente que nuestro fútbol”, dijo Lozano, de 19 años. “Es un poco más sofisticado. No es sólo salir a jugar y anotar un gol”.
Lozano y su amiga Dandhara Grammatico vieron su primer Súper Bowl el año pasado, y esta vez trajeron a un grupo de amigos para que tuvieran su primera experiencia. Vieron cómo Brady y los Patriots de Nueva Inglaterra vinieron de atrás para vencer el domingo por 28-24 a los Seahwaks de Seattle.
“Hemos esperado todo el año por esto”, dijo Grammatico.
El estudiante Christian Grant, egresado de la Universidad del Sur de California (USC), relató que se encontraba de visita en Río, visitando a familiares. Su madre nació en Brasil.
“Como estudiante de USC, yo soy seguidor a muerte de Pete Carroll (el entrenador de Seattle)”, indicó Grant. “Pero el primer equipo campeón del Súper Bowl que me atrajo fueron los Patriots de 2002, el primero con Brady. Es un tipazo, y su esposa es la (modelo) brasileña Gisele (Bundchen)”.
Fanáticos en Melbourne, Australia, que en la noche previa habían visto a Novak Djokovic ganar su quinto título del Abierto de Australia, también se tomaron unas horas libres para acudir a las fiestas que se organizaron en bares o alrededor de las pantallas gigantes en la ciudad. Una de las fiestas en Docklands, distrito en el centro de la ciudad, tenía al retirado wide receiver Terrell Owens como anfitrión.