El primer síntoma negativo se generó a principio de año, cuando cerró el restaurante que funcionaba en la esquina del shopping La Paz. Después que bajaron las persianas comenzó una rápida reforma en el local y luego se generó la apertura de una perfumería que ahora está funcionando a pleno.

Además de los problemas económicos se sumó la inundación que, en la ciudad de Paraná, obligó a que se cerrara temporariamente el comedor que funcionaba en las instalaciones del Paraná Rowing Club. El secretario de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra) filial Entre Ríos, Hugo Permayú, aseguró a UNO que ayer por la mañana recibieron a los trabajadores del restaurante que “están en la calle sin recibir respuestas de nadie”. El sindicalista señaló a los empresarios y a los funcionarios estatales que en 2013 habían prometido recibirlos para buscar una solución definitiva.

El panorama es más desolador en la mítica esquina de Alameda de la Federación y Buenos Aires. El representante de los trabajadores gastronómicos reconoció que en el bar que está frente a la plaza, tan importante para los recuerdos de los paranaenses, hace años que el negocio trataba de consolidarse.

A 150 metros de distancia, bajando por calle Buenos Aires, también se desarmó uno de los restaurantes que había llegado con grandes expectativas al mercado local. Primero se llevaron las sillas y las mesas. Luego desarmaron la barra que servía para esperar por mesas, en los mejores momentos.

En tanto que, sobre todo en el ambiente cultural de Paraná, se sigue extrañando la posibilidad de disfrutar del bar El Coleguilla. Sus dueños también decidieron bajar el telón y entregar la llave del local que se encuentra en avenida Ramírez, a metros de la terminal de ómnibus. Según Permayú, la situación es preocupante a nivel provincial porque “se cierran los establecimientos, hay despidos, suspensiones y adelantos de vacaciones”.

Ahora hay mucha preocupación porque, en una de las parrillas más importantes de la ciudad, los trabajadores están sin cobertura social por cuestiones administrativas. “Los trabajadores están preocupados porque no saben muy bien qué es lo que está pasando. La parrilla siempre tiene comensales, por lo que piensan que el problema dista de ser económico”, detalló Permayú consultado por este diario.

|| Fuente: (Uno)