Cuando sale el sol de primavera y los días se hacen más largos en Buenos Aires, no hay actividad que guste más a los porteños que sentarse en un bar –si da a la calle, mejor- y tomarse una cerveza con amigos o compañeros de trabajo. No es un hobbie de borrachos: el consumo per capita tampoco es tan alto: promediamos 77 litros anuales versus los 133 de la fría Helsinki. Lo que sí: hay que tener recursos para hacerlo.

Según un informe de GoEuro -un buscador de pasajes de avión, colectivos y trenes en el viejo continente- Buenos Aires está entre las ciudades más caras para tomar cerveza en el mundo. Se ubicó en el puesto 61 entre 75 ciudades con uno de los precios en bares más altos del mundo: casi 7 euros la botella. Por suerte, el supermercado nos ayuda a bajar considerablemente el gasto: ahí el promedio es menor a un euro y nos permite disfrutar de las clásicas variedades todo el año.

Hay otros dato que sorpenden de la encuesta. Por ejemplo, que la ciudad en donde menos cuesta emborracharse es Cracovia (menos de un euro en bares) y la más cara, Ginebra donde además se baten récords en consumo año a año. Menos sorprendente es que los países musulmanes, que tienen prohibido el consumo de alcohol, estén entre los menos amantes de la bebida a base de cebada: en El Cairo, por ejemplo, solo toman 4 litros por año. 

Complentan la lista de las ciudades más caras del mundo para beber cerveza: Londres, Roma, Zurich, Miami, Nueva York, Singapur, Abu Dhabi, Oslo, Tel Aviv y Ginebra.