En el interior de esta cantina se enfrentaban varios ebrios, unos lograron retirarse ante de que llegara la policía que entró al tugurio encontrando a un parroquiano herido, quien se negó a recibir auxilio de los uniformados, tampoco quiso señalar quién o quiénes lo habían golpeado en el rostro produciéndole una cortada profunda en la frente.
El herido se retiró del lugar por sus propios medios y los guardias del orden hicieron lo propio, ya que al no tener las señas particulares de el o los atacantes del agraviado no pudieron localizarlos.
El parroquiano herido fue golpeado en el rostro, produciéndole una cortada profunda en la frente