Pasear por Buenos Aires es un viaje en sí mismo. Cualquier recorrido se convierte en una mixtura cosmopolita de variadísimos rasgos y lenguajes. ¿Quién no vio brasileños conversando en el colectivo o japoneses sacándose selfies frente al Teatro Colón?
Según la Subsecretaría de Desarrollo Turístico, sólo en marzo de 2015 entraron en la Argentina 492.500 extranjeros, los cuales representaron un ingreso de 4.459.400 dólares. Eso convierte al país en uno de los destinos más elegidos de Latinoamérica.
“Desde chico leí sobre Buenos Aires y veía telenovelas argentinas. Siempre me pareció un lugar muy lindo”, cuenta Joao Edson, un brasileño oriundo de San Pablo que llegó al país en 2008 para hacer un intercambio y terminó quedándose a vivir.
Muchos extranjeros eligen la Argentina para hacer especializaciones en sus estudios o perfeccionar el español. También hay varios que llegan por razones sentimentales, como la mexicana Verónica Torres, una diseñadora que decidió conocer Buenos Aires porque su esposo es porteño o la francesa Orianne Flechaire, que viajó intrigada por la fascinación que tiene una amiga suya con este país.
“Cuando llegué sentí amor a primera vista por Buenos Aires. Me ofrecía todo lo que estaba buscando: gente maravillosa de todo el mundo, salidas diferentes cada día, fiesta los fines de semana”, cuenta la irlandesa Arianna Rea, una estudiante de Comunicación Social en Dublín que vino a perfeccionarse a la Universidad Austral. Con el tiempo, su visión de la Ciudad cambió un poco de color, y cuenta: “Por momentos me parece muy grande, con demasiados edificios y tráfico. A veces me sofoco, porque de donde vengo es más chico. Entonces, hago algún viaje a Salta o Jujuy. ¡Y a los dos días ya extraño!”.
Para el brasileño Joao Edson, la ciudad no es tan caótica: “De donde vengo es cuatro veces más grande, entones me siento superseguro y tranquilo acá. Muchos porteños se quejan del tráfico y de la inseguridad, eso es porque no conocen San Pablo. La calidad de vida acá es muy grande. Buenos Aires es hermosa, con una gran vida cultural. Además, podés tomar un colectivo a cualquier hora, de día o de noche”.
Pero no todo es ideal. Al preguntarle a un extranjero qué piensa de los porteños se nota que el tema es sensible. Aunque ninguno duda en decir que hay gente muy amable, en casi todas las conversaciones sale el concepto de “cancherismo”.
La irlandesa Arianna Rea dice que “la gente es muy generosa y me invitan a sus casas a comer asados, aunque también me he encontrado con personas no tan buena onda. Muchos argentinos son un poco egocéntricos o histéricos, pero supongo que es en parte por sus raíces italianas”.
María Camila, arquitecta colombiana, está de vacaciones. Cuenta que se lleva bien con los argentinos aunque a veces le choque que sean tan “lanzados” en los bares.
Dime qué visitas y te diré quién eres
Son las siete de la tarde en Villa Crespo y está por comenzar una clase de tango en una escuela del barrio. Aunque falta para arrancar, varias parejas entran en calor con unos temas. La mayoría del público es joven y extranjero. Hay un australiano, dos brasileños y dos estadounidenses.
Uno de ellos es Zachary Meer, oriundo de Minesota. Tiene una facilidad increíble para el tango y es imposible no preguntarle cómo se le ocurrió meterse con el 2×4. “Me gusta mucho bailar en general y antes de venir a Buenos Aires ya había bailado el tango algunas veces. Vine a perfeccionar mi español y pensé, ¿por qué no empiezo a bailar el tango si estoy en el país donde nació? Es un baile que me gusta porque es muy íntimo y también improvisado, siempre es nuevo porque no necesitás hacer los mismos pasos en un orden estricto”, cuenta.
Si tiene que ir a una milonga, a Zachary, igual que a muchos otros extranjeros residentes o de visita en Buenos Aires, le gusta mucho La Catedral. También hay lugares menos conocidos, pero concurridos, como el Club Atlético Fernández Fierro o Café Vinilo.
Para conocer Buenos Aires, la oferta es muy variada. Aunque existe el bus del gobierno porteño, con un recorrido en base a 24 paradas que son puntos de interés turístico, la mayoría de los que llegan a la ciudad prefieren recorrerla por su cuenta y poder ir descubriendo los lugares a pie.
“El Tigre también me pareció hermoso con todos sus canales. El cementerio de la Recoleta, la iglesia gótica Santa Felicitas y el Museo de Calcos y Escultura Ernesto de la Cárcova, que tiene adentro un bar precioso”, dice la mexicana Verónica Torres, que se animó a salir de la ciudad. Caminito y La Boca son los lugares elegidos por la colombiana María Camila, además de la avenida 9 de Julio y el impactante edificio del Teatro Colón.
Comida y vida nocturna
No se puede visitar Buenos Aires sin vivir la experiencia gastronómica y su vida nocturna y cultural. Según los testimonios, parece que la oferta es tan variada como los gustos de los turistas.
Joao Edson cuenta que El Quetzal es un centro cultural que se convirtió en su lugar preferido para ir a tomar algo por las noches. “También me encanta ir a Freddo. Para mí, los helados argentinos son los mejores del mundo. Y también me gusta comer una picadas. Es una costumbre porteña que intento incorporar a mi día a día. Es genial recibir a amigos, hacerles una picada y tomar unas cervezas.”
La francesa Orianne Flechaire también tiene sus sitios predilectos, como el restaurante Hierbabuena, o el bar Doppelgänger. Dice que el primero “es genial para tomar una copa de vino en la vereda o echado en el sofá de adentro” y que en el segundo “sirven unos tragos exquisitos”.
La irlandesa Arianna, cuenta: “Cada vez que puedo me encanta recorrer bares por la noche. Me gusta ir a Plaza Serrano, pero mi preferido es La Puerta Roja, en San Telmo, donde la cerveza es barata y la comida muy rica”.
En cuanto a los precios de las cosas, a la mayoría les parecen normales, aunque algunos otros dicen que son un poco excesivos. “Yo soy estudiante y a veces mi presupuesto no alcanza. La comida, por ejemplo, no es muy cara, pero el costo de la ropa me parece ridículamente alto. Los viajes también cuestan demasiado y no hay aerolíneas de bajo costo”, se lamenta la irlandesa Arianna, que quiere aprovechar su estadía para recorrer el país.
Muchos de los que visitan la ciudad están interesados en aprender o perfeccionar su español. Mundo Lingo es una propuesta que surgió hace casi cuatro años y consiste en generar encuentros entre argentinos y extranjeros, para practicar diferentes idiomas y conocer nuevas culturas. Por lo general, a cada reunión se acercan entre 150 y 200 personas de distintos países. Hay tres semanales en distintos bares de la ciudad y suceden entre las 21 y las dos de la madrugada.
Ahí, italianos, japoneses, ingleses y franceses (sólo por nombrar algunas nacionalidades) se encuentran con argentinos para practicar español, y conocerse.
“Cuando apenas llegué me resultaba muy difícil entender a los argentinos”, cuenta Arianna Rea. “El acento y el vocabulario me resultaban extraños, pero ahora me acostumbré. Me considero una pequeña porteña y uso la palabra ‘boludo’ todos los días”, finaliza entre risas.
Adonde va el turismo joven
• Milongas: La Catedral (Sarmiento 4006), el Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 764) y Café Vinilo (Gorriti 3780).
• Bares y restaurantes: Hierbabuena, (Av. Caseros 454), Doppelgänger (Av. Juan de Garay 500), Plaza Serrano (Serrano al 1500), La Puerta Roja (Chacabuco 733) y El Quetzal (Guatemala 4516).
• Mundo Lingo: Los encuentros se realizan los martes en The Temple Bar (Marcelo T. de Alvear 945), los miércoles en Soria Bar (Gorriti 5151) y los viernes en Oliver’s Club (Guatemala 4462).
DZ/JPC
Fuente Redacción Z
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