“Queridos amigos, escribimos las líneas más tristes para informaros del fallecimiento del alma mater de esta casa, Jesús López. La pasada madrugada se nos fue. Gracias a todos por el cariño que siempre le mostrasteis. Él siempre estuvo agradecido por ello. Sus restos descansarán en el mismo barrio donde fue tan feliz. Este miércoles, 10 de diciembre, será enterrado en el cementerio de El Palo a partir de las 12:00. Como siempre, gracias a todos”. Con este comentario publicado ayer por la tarde en la página oficial en Facebook del bar El Pimpi Florida se despedía a uno de los restauradores más conocidos de la capital.

Su bar no era el más grande de la ciudad -de hecho era tan pequeño y estrecho que había que hacer piruetas para comer-, pero sí se caracterizaba por aportar grandes dosis de frescura y originalidad. La música a todo volumen, con Raphael y Mi gran noche como himno, unido a la bebida y los platos de pescado y marisco hacían que cada noche fuera una fiesta y que hubiera importantes colas para entrar. Reabrió sus puertas el pasado viernes tras un mes de vacaciones y volvió a llenarse.

Esta referencia de la hostelería en El Palo, por el que pasaron estrellas como Lola Flores o Chavela Vargas, fue abierta por Gregorio López y, tras su fallecimiento, pasó a manos de su hijo Jesús. En agosto de 2008 sufrió un infarto en el propio bar y sobrevivió, aunque los médicos le aconsejaron que reposara y le diera la batuta a su hijo Pablo. “Le digo a los doctores que me encuentro perfectamente pero dicen que aquello fue muy grave y no me dan el alta”, comentaba entonces en un reportaje en este diario.

Estaba débil de salud, por lo que apenas se le veía ya detrás de la barra. Cuentan algunos de los clientes habituales que López estaba especialmente orgulloso porque su bar había salido recientemente en un programa de televisión llamado Comando Actualidad. “Tiene todos los ingredientes para no venir. Aparcar es casi imposible, el sitio es superreducido, uno encima de otro, muy incómodo, en verano te mueres de calor… pero la gente viene. Es un milagro”, dijo en ese programa. Hoy le lloran miles de malagueños.