El fallecimiento de Feliciano Rodiño Barros causó ayer conternación en Marín ya que era un hombre muy conocido, no en vano regentó durante cuatro décadas el Bar Umia.
Su carácter afable le hizo ser una persona muy querida y su bar en pleno centro de la villa siempre destacó por su exquisito tapeo y sus bocadillos de calamares.
El cáncer detectado en las últimas semanas se llevó a este hombre, de 72 años, que deja esposa y tres hijos. Precisamente, uno de sus hijos regenta ahora el establecimiento tras la reciente jubilación de su padre que estuvo al frente de este establecimiento durante más de cuarenta años.
El cadáver se vela en el tanatorio de San Marcos y el entierro tendrá lugar a las 17.30 horas en la iglesia de San Salvador de Meis, de donde era natural.