“¿Y ahora dónde nos vamos a encontrar para hablar de cine, escuchar música, bailar, compartir ideas, soñar películas?”.
Esa era la pregunta que se hacían la semana pasada un grupo de asiduos visitantes a In Vitro, tras la decisión de sus dueños de cerrar este bar por el que ha pasado la Bogotá cultural.
Ese día estaban “ebrios de nostalgia”, cuenta Juan Gabriel Machado, documentalista y quien atendía el bar y ponía música sin cobrar un peso.
Con una camiseta que decía In Vitro estuvo en esa predespedida y se encontró con otros que, como él, sienten que se acaba más que un bar.
“Más que un sitio para albergar borrachos, era un lugar de debate y visualización de historias de gente que tenía en común la música y el cine”, dice.
Y es que en este lugar no solo nació el Festival In Vitro Visual y la tradición de que cada martes se proyectaran cortos, sino que desfilaron decenas de cineastas, músicos y periodistas.
La lista es larga, pero era común ver allí a músicos como Mario Duarte, de La Derecha; Tostao de ChocQuibTown; Bathory, miembro de Systema Solar; los integrantes de La 33 y de La Mojarra Eléctrica. Además de actores como Fernando ‘el Flaco’ Solórzano y Juan Pablo Shuck, y los periodistas Mario Jursich y Karl Troller.
In Vitro también fue el lugar donde directores de cine como Andrés Baiz (Roa), Jhonny Hendrix Hinestroza (Chocó), Jorge Navas (La sangre y la lluvia) y Ciro Guerra (Los viajes del viento) intercambiaron ideas y crearon oportunidades.
Además de que sirvió para dar cabida a documentales alternativos como Impunity, de Hollman Morris, que no fue proyectado en las salas de cine.
Sin embargo, no obstante su importancia como lugar de encuentro, durante todo el 2012, por los vidrios del bar ubicado en la esquina en la séptima con 60 se veía soledad.
Mauricio Guerrero, uno de los socios de In Vitro, cuenta que el bar cierra porque cumplió su ciclo.
“Era un bar cero pretencioso, con personalidad. El sitio de encuentro de toda la ‘fauna’ bogotana, desde estudiantes de cine hasta directores de multinacionales y embajadores”, recuerda Guerrero, quien ahora está más dedicado a los restaurantes.
Él mismo reconoce que hay mucha nostalgia alrededor, pero afirma que ya le hizo el duelo y que esa es la mejor forma de terminar una etapa de su vida y de una generación de la ciudad.
In Vitro Visual se transforma
“In Vitro Visual se acaba tal y como lo conocimos: ni el nombre ni el lugar ni la perspectiva serán los mismos”, explica Jaime Manrique, el fundador de este festival que por diez ediciones se enfocó en la promoción de jóvenes que hacían sus cortometrajes.
Desde hoy se conocerá como el Bogotá Short Film Festival, con la apuesta de que sea un referente turístico, “para que la gente venga a ver lo mejor del corto mundial a la ciudad”, agrega Manrique respecto al festival que se celebra en diciembre y que concede las Santas Lucías (galardón que se mantendrá como imagen del nuevo certamen).
Entre otros cambios, la inscripción de cortos se hará a través de una plataforma en línea administrada por el Festival Clermont-Ferrand, en Francia, el certamen más importante del mundo en cortometraje.
Además, contarán con proyectos en la web, como Bogoshorts TV, en los canales de YouTube y Vimeo, con entrevistas con directores y productores de cada corto; Bogoshorts Magazine, y se hará el Bogoshorts tour, que llevará una retrospectiva de lo que se ha presentado en In Vitro, durante diez años, a distintos festivales de cortos en Venezuela, México, Perú y Miami. Finalmente, lanzarán un DVD con los diez cortos ganadores del festival.
Lo que sí se mantendrán son las sesiones semanales, que los martes de abril serán en el bar El Coq (calle 84 No. 14-02); pero después de trasladarán a otros lugares de la ciudad. “Queremos mantener la imagen de In Vitro como escenario de negocios y que la gente se quede con la idea de que puede ir a ver cortos los martes”, confirma Manrique.
El lanzamiento oficial del Bogotá Short Film Festival será este martes 9 de abril, en la Cinemateca Distrital, con la proyección de una selección de cortos del festival Oberhausen y unas onces santafereñas.
14 años duró la rumba
Con el cierre del bar In Vitro, en Bogotá, quedaron atrás no solamente las noches de bohemia, sino el escenario de encuentro de la gente que hace cine en Colombia.