La acusación particular y la defensa de E.A.C, autor confeso del asesinato, el 3 de diciembre de 2011, de B.M.R.L., trabajadora en el bar de la gasolinera de Villalba de la Sierra (Cuenca), se han adherido a la petición del Ministerio Fiscal, que ha anunciado su intención de rebajar su petición inicial de 20 y 9 meses de cárcel para el acusado, a una pena de 10 años y 6 meses por los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas.
La Fiscalía ha tomado esta decisión al entender como atenuante la reparación de daños y apreciar como cubierta su responsabilidad civil tras haber aportado la indemnización correspondiente al marido, hermana y las dos hijas de la víctima, una que vivía en Ecuador y una menor que vivía en Villalba con sus padres.
En el escrito de conclusiones provisionales, la acusación particular pedía inicialmente 25 años de prisión por un presunto delito de asesinato con ensañamiento y sorpresa y la defensa la libre absolución o, subsidiariamente, la pena de tres años y nueve meses para su representado, al considerar los hechos como un homicidio imprudente cometido por un alcohólico crónico, condición que, según el abogado defensor, le convertiría en sujeto inimputable.
En la primera sesión de la vista oral del juicio, que se celebra con jurado popular y que ha tenido lugar en la Audiencia Provincial de Cuenca, a preguntas del Ministerio Fiscal, el acusado ha reconocido su culpabilidad en la muerte de la víctima, trabajadora en la gasolinera propiedad de sus padres, y ha admitido que la mató a raíz de “desavenencias mantenidas en el tiempo” con la fallecida, que regentaba el bar en el que sucedieron los hechos.
LOS HECHOS
Unos hechos que, según el relato del acusado, tuvieron lugar sobre las 15.40 del día 3 de diciembre de 2011, cuando él salió del bar y se dirigió, en coche, a su domicilio, situado enfrente de la gasolinera, para coger una escopeta, cargada con dos cartuchos, esconderla en el maletero y regresar al establecimiento.
Una vez dentro, ha dicho que llamó a la víctima, que se encontraba en las dependencias privadas del local y, cuando esta salió, el acusado la encañonó de forma sorpresiva y a “muy corta distancia”, efectuando un único disparo “que le causó la muerte” horas después al entrar la munición en la región frontal del cráneo, sin orificio de salida, por las características del arma empleada.
Una vez confesados los hechos, el acusado ha admitido que ha ordenado que, “en la medida de mis posibilidades, se realice el pago” de la indemnización a la familia de las víctimas, algo que habría hecho antes del inicio de la celebración del juicio y para lo cual habría pedido el adelanto de los bienes que le corresponderían en concepto de una futura herencia.
A este respecto y en cuanto a la responsabilidad civil derivada de los hechos, en su testimonio, el marido de la víctima, que responde a las iniciales G.M.A.S., se ha mostrado “satisfecho y debidamente indemnizado” gracias a un montante económico que, ha considerado, “va remediando en la parte económica” la muerte de su esposa, que dejó a su cargo a su hija menor y que estima que, con ello, quedará debidamente protegida.
“MÁS ALLÁ DE SUS POSIBILIDADES”
En este sentido, la defensa ha remarcado que su representado “ha llegado más allá de sus posibilidades” en la reparación de daños y ha reconocido los hechos” que se le imputan.
Tras la renuncia por todas las partes al resto de pruebas testificales, el perito responsable de varios informes médicos ha confirmado, por videoconferencia, que el disparo provocó a la víctima la “destrucción total” de los centros encefálicos de la zona frontal derecha y que este no tenía orificio de salida “porque no tenía la energía suficiente para salir”, por lo que se quedó alojado en el hemisferio izquierdo.
Un disparo que, ha dicho, se realizó a una distancia “muy corta y de forma sorpresiva”. No obstante, ha añadido, “no se puede determinar” que en el momento de los hechos el acusado tuviera afectadas sus facultades intelectivas ni su capacidad cognitiva.
En este punto, el abogado de la defensa ha asegurado que ni el propio acusado “sabe aún hoy qué le pudo pasar para hacer esto”, ya que, ha reseñado, “no es violento ni se destaca por ello, nunca se ha destacado por ningún comportamiento agresivo, pero las circunstancias, la vida o los hechos se cruzaron”, subrayando que, “desde el principio ha intentado reparar el daño” causado a la familia de la víctima.
El juicio se reanudará este martes a las 10.00 horas cuando el jurado popular se reunirá para deliberar con el fin de emitir su posterior veredicto.