Es el fin de semana de las fiestas; no hay comarca que no cuente con varias. Algunas, como las de Vilagarca, Laxe o Betanzos -con su ya mtico globo- son multitudinarias y otras se mantienen gracias al tesn de unos pocos vecinos que no desean dejar morir un festejo que les sirve, en muchos casos, para hacer pia con la familia y los amigos. Este es precisamente el caso de Marz, una aldea lucense de Palas de Rei, donde solo hay bar dos das al ao: los de sus patronales que comienza hoy.
En Vilagarca 40.000 almas se empaparon el ao pasado en la fiesta ms higinica de Galicia, y este ao podran ser incluso muchas ms, porque el sol ha tenido a bien regresar para secar los cuerpos de los devotos a la Festa da Auga, que empezaron a empaparse en los ochenta en un da de mucho calor en el que un vecino ech desde un balcn un caldero de agua a quienes regresaban acalorados de la procesin de San Roque. La gracia cal de tal manera que a partir de entonces la mojadura es sagrada el 16 de agosto. Al principio solo para los vilagarcianos; ahora, para toda Galicia.
La madre de las fiestas del ecuador de agosto arrancar esta noche con msica y un pregn. Pero ese es el men para andar por casa. Lo que les importa a los miles de aficionados que tienen marcada la fecha en el calendario se cuece a partir de maana. El viernes por la tarde, hordas de jvenes bajan en tren hacia la playa Compostela para disfrutar 24 horas seguidas de la previa ms ansiada. Porque hace ya muchos aos que la Festa da Auga no empieza el da 16, se inicia la vspera y esa noche nadie se va a la cama, preparando el cuerpo y la mente para bailar con San Roque.
Por eso Renfe ha puesto a disposicin de los interesados 4.500 plazas ms a mayores de las de un da habitual, hasta el punto de que todos sus trenes del corredor atlntico estarn listos para quienes quieran desembarcar en Vilagarca. Tras una noche en vela, es de obligacin acudir a la procesin y acompaar a la imagen de San Roque en su curioso baile. En ese momento empieza el despiporre; camisetas mojadas, pistolas de agua, sulfatadoras, jeringuillas, camiones de bomberos y todo lo que la imaginacin discurra formarn parte del atrezo. Hasta bien entrada la tarde, cuando por fin los anfibios se echan al sol y todo tipo de vapores, no solo de agua, cubren de niebla la ciudad.
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