Sostiene Luis García Montero (Granada, 1958) que detesta leer los libros rápido, porque les acaba cogiendo manía. Que los libros son para disfrutarlos. El comentario sale a colación del que él acaba de publicar, ‘Alguien dice tu nombre’ (Alfaguara), con el que el poeta vuelve a tontear con la prosa. Lo hace porque dice que quiere aprender a escribir novela. Sí, así lo ha dicho. Y ha matizado: “Quiero aprender a dominar la prosa”.
Lo ambienta en su Granada natal, en el año 1963, y asegura que tiene mucho de autobiográfico. “No en tiempo, porque por edad el protagonista pertenece a una generación anterior, pero tiene muchas cosas de mi vida: la universidad, que está basada en mi vivencia, y otras experiencias como escritor y lector”. Dicho de otra forma: “He elaborado mis recuerdos infantiles en alguien que tenía 20 años en los sesenta”.
Unos años en los que en España, dice García Montero, “se estaban produciendo ya cambios que luego dieron lugar a la Transición: España se abría al capitalismo, la copla dejaba sitio al rock en la radio y en Granada los niños llamábamos franceses a todos los extranjeros que veíamos”, comenta entre risas.
Luego explica que, en ese escenario, su estudiante “abre los ojos a la política y la literatura, inicia una relación con una mujer 17 años mayor que él y tiene una relación de amistad y admiración con el profesor Juan Carlos Rodríguez”, papel que en la vida de García Montero ocupó Rafael Alberti.
Como ahora, señala el escritor granadino, era un tiempo de incertidumbre, pero “se vivía con ilusión”. Ahora no. “Ahora tengo la conciencia de que mis hijas van a vivir peor que yo”, afirma. Y añade: “Ahora se está perdiendo aquello que se empezaba a conquistar en los sesenta”.
Y la figura del intelectual, ¿qué lugar ocupa en este nuevo escenario? “Hay un pensamiento intelectual muy digno y ha habido una campaña desprestigio hacia el, hacia lo que puede ser comprometido”. Entonces relata que él conoce “a mucha gente comprometida en muchas causas” y que la figura del intelectual debe ser importante, “porque en España hay indignación, pero se queda en furia de barra de bar”.
Respecto al 21% de IVA cultural no cree el de Granada que vaya a suponer el fin de la Cultura, “porque la Cultura es resistente y buscará formas alternativas más allá de la España oficial, pero lo cierto es que es un castigo”. En su opinión, la subida al 21% del IVA “representa la idea de Cultura como entretenimiento y no como un bien público, y eso es un error; es un error aplicar rebajas a los coches y encarecer la Cultura”. Y luego va más allá: “Creo que ese 21% es un castigo a un sector muy concreto que se mostró muy crítico con la posición de España en la guerra de Irak”.
Amistad con Joaquín Sabina
Joaquín Sabina dijo en su día que García Montero le había rescatado del agujero en el que estaba, así que hablar con el de Granada sobre el cantautor jienense nunca está demás. De hecho, Sabina y Miguel Ríos fueron los primeros en leer ‘Alguien dijo tu nombre’. “Ellos vivieron la Granada de la que hablo en el libro y su opinión era muy importante”.
Pero, ¿y que hay de eso de que García Montero rescató a Sabina? “Joaquín Sabina habla bien de mí (sonríe) porque en el grupo de amigos tenemos un pacto que propuso él: cuando estamos haciendo una obra, ahí tenemos que ser durísimos, porque la crítica ayuda a mejorar el trabajo; pero cuando la hemos acabado y la estamos presentando, vamos todos a una con que es una obra maestra”, concluye.