La ciudad. La intensa tromba de agua del jueves provocó graves inundaciones en los establecimientos del centro de Ibiza, que tuvieron que colgar el cartel de cerrado antes de tiempo para achicar el agua a toda prisa. Algunas tiendas permanecieron cerradas ayer para continuar con la limpieza.

zana viso | ibiza

Una hora de lluvia intensa sobre Vila provocó fuertes inundaciones en los establecimientos del centro de la ciudad el jueves y los trabajadores se vieron obligados a cerrar sus comercios y bares sobre las ocho de la tarde para ponerse manos a la obra a toda prisa, ya que el agua les alcanzaba los tobillos. Algunos comerciantes de la zona estuvieron achicando agua hasta pasadas las once de la noche. Otros continuaron ayer con las tareas de limpieza porque lo peor no fue el agua: las arquetas del alcantarillado se desbordaron, y la suciedad y «cucarachas flotando» invadieron los establecimientos.

«Vimos una arqueta a la deriva, había olas y la gente parecía que iba nadando por Ignasi Wallis», comentó Beatriz, empleada de L’ Occitane.

Ayer, los encargados y propietarios no habían podido calcular las pérdidas que les ha costado esta inundación, pero la mayoría coinciden en que «no son muy significativas». No obstante, el aguacero inundó varios almacenes. En la tienda Trucco, de la calle Pere de Portugal, el parqué se ha estropeado por culpa de la tromba y su encargado, Javier, explicó que es un suelo «bastante caro». Víctor, encargado del comercio Music On, también estaba muy disgustado porque la nueva mercancía se había empapado.

Gran parte de los comercios echaron el cierre cuando empezó la fuerte lluvia porque a los pocos minutos el agua alcanzó el interior de los locales. «La tienda estaba llena pero tuvimos que pedir a los clientes por favor que se quedaran dentro hasta que amainara o saliesen porque teníamos que recoger. Apagamos las luces por precaución ya que el agua alcanzó los ordenadores de venta», relató el encargado de Apple Store, Adrián Fernández. Este trabajador también destacó que «la peste que había era tremenda debido a que el agua estaba muy sucia y había muchas cucarachas». No fue un caso excepcional, pues la mayoría de tiendas terminaron la jornada de la misma manera. KFC, de comida rápida, tuvo que desalojar el local por el mal olor y la «porquería» que arrastró el agua.

Inundación «histórica»
Teresa lleva más de media vida regentando el bar S’A·lot y comentó que «hacía 25 años que no se inundaba la cafetería como ayer [por el jueves]», y es que la tormenta se ensañó con la calle Pere de Portugal y sus negocios. Teresa pudo abrir su local, pero la zapatería Mercalzado ayer colgó el cartel ‘cerrado por inundación’ ya que quedaban restos de barro. «Había más de un palmo de agua sucia dentro de la tienda», explicó una dependienta, que vestía unas botas katiuskas. Además, los comerciantes de esta calle denunciaron que los servicios de limpieza no habían pasado por allí.