Ramón Flores falleció en medio de un drama pasional.

A las 10.30 de esta mañana, se iniciará la audiencia final del juicio que se lleva adelante en contra de Gustavo Sánchez, imputado por el homicidio de Ramón Flores, el dueño del bar El León, a quien halló “infraganti” con su novia, casi a punto de tener sexo, y lo degolló.
12 años de prisión de cumplimiento efectivo es lo que el fiscal Gustavo Bergesio solicitó en los alegatos finales la semana pasada, pidiendo, además, que sean consideradas “lesiones leves agravadas por violencia de género” las causadas a su novia, a quien también acuchilló, y le propinó puños y patadas, además de tomarla de los pelos y empujarla violentamente hacia el piso.
A su vez, el representante legal de Sánchez, Adolfo Castellanos, pidió que su cliente sea absuelto por considerar que actuó en un estado de “emoción violenta” y mató a Flores en “legítima defensa, cuando trataba de defenderse del ataque de éste, aunque esta teoría no quedó del todo dilucidada a lo largo del debate.

Asesinato

Los hechos por los que se juzga a Sánchez tuvieron lugar en el bar propiedad de Flores, ubicado en el centro de la ciudad de Santa María, en horas de la madrugada, puesto que Flores invitó a Sánchez y su novia, Marta Pérez, a quedarse luego de que el local hubiese cerrado a comer y tomar algo juntos.
Al pequeño festejo se sumó también el cocinero del local que, junto a Flores, vivía en el mismo edificio, en unas habitaciones ubicadas abajo.
Pasadas algunas horas de consumo del alcohol, el dueño del bar y la joven desaparecieron, lo cual fue notado por el imputado, que los siguió.
A lo largo del juicio y en las distintas declaraciones de los involucrados en los hechos, hubo contradicciones con respecto a quién sacó primero el cuchillo o cómo sobrevino la pelea; lo cierto es que Flores fue encontrado por policías en medio de una escandalosa escena que protagonizaban Sánchez y su novia, ya que ambos, cubiertos con manchas de sangre, seguían peleando y el primero golpeaba a la chica.
En la escalera caracol que llevaba al restaurante yacía sin vida el propietario de “El León”, con un profundo corte en la garganta y un cuchillo en su mano.