Por Francisco Forteza
LA HABANA, 24 (ANSA)- El Floridita, un restaurante-bar en La
Habana con una estatua de Ernest Hemingway en su barra que
invita a tomar el cóctel Daiquiri, preferido del escritor,
atrajo en 2013 a 100.000 clientes, cerca ya de cumplir 200 años.
El legendario estadounidense gustaba del Floridita, y ese es
un atractivo fundamental para el establecimiento del área de la
capital cubana conocida como La Habana vieja.
Un cóctel tropical, o “trago” como prefieren llamarlo los
cubanos, el Daiquiri, también se hizo de gran fama porque, se
dice, Hemingway inventó un “jingle” o mensaje comercial
personal: “Mi daiquiri en el Floridita, mi mojito en la
Bodeguita del Medio”.
El bar y restaurante hace esquina y es el inicio en esta
ciudad de una calle solo para peatones. Siempre está lleno de
clientes. Sus administradores subrayan que en la “temporada
alta” del turismo en Cuba, que suele ser cuando en el hemisferio
occidental es invierno, recibe 300 clientes diarios.
La barra ofrece todo tipo de “tragos”, apoyada por una
estatua del autor de “Fiesta” que parece disfrutar uno de ellos,
indiferente al entorno. El Daiquiri, sin embargo, es el
“campeón” sin rival porque es sumamente fresco.
Se prepara con una medida de ton, una cucharada de azúcar, el
zumo de media lima, hielo picado, casi pulverizado, y debe
beberse en una copa de champagne.
“Hemingway era un libertino y un vividor”, comentó a ANSA
Ofelia, una muy joven española de vacaciones en este
archipiélago. “Por eso me gusta tanto”, aseguró. Dijo que el
daiquiri es “sensacional porque una puede tomarse dos o tres y
no perder el control”.
El Floridita fue fundado en 1817, pero los historiadores y
expertos en estos tipos de establecimientos en Cuba dicen que
consiguió su actual auge después que Hemingway decidió radicarse
en La Habana allá por 1928 y visitarlo muy frecuentemente.
Andrés Arencibia Mohar, gerente general del bar-restaurante,
dijo a la prensa local que el escritor “marcó una impronta pues
aquí se reencontraba con sus amigos, leía la prensa, se
preparaba sus propios cócteles y vivía su espacio, y eso es lo
que vienen buscando los clientes hoy, pues quieren saber dónde
se sentaba, qué tomaba y qué comía el premio Nobel de
Literatura”.
Según datos disponibles en 2013 el lugar ingresó 1.306.000
CUC, una moneda cubana de valor en divisa casi a la par con el
dólar, que circula junto al peso nacional y que compra un cuc
con 24 de sus unidades.
El Floridita recibió ese año a más de 100.000 visitantes.
Hemingway es una personalidad que une a las culturas de
Estados Unidos y Cuba. Ese vínculo lo hace, además, una figura
política bilateral de relieve a causa del interminable conflicto
entre los dos países.
Fue propietario de una finca hoy museo en las afueras de La
Habana, Vigía, donde residió hasta que regresó a Estados Unidos
en 1960. Ese es también un indudable atractivo turístico.
En La Habana se rinde culto a la Finca Vigía, al Floridita, a
la Bodeguita del Medio, al hotel Ambos Mundos e incluso al Mar
Caribe con sus isletas, además de por sus calidades y belleza,
porque Hemingway las amó.
Por su parte, el Floridita, que cumplirá pronto 200 años de
fundado, acapara gran parte de ese atractivo y ya es una marca
internacional con franquicias en Inglaterra y Austria.
BY2-ADG/ACZ
24/05/2014 20:02
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