Israel ha comenzado a prepararse para afrontar las denuncias internacionales por la supuesta violación del derecho humanitario durante la operación “Margen protector” en Gaza y asegura que “no tiene nada que temer”.
“Desde el punto de vista jurídico, el Estado de Israel puede estar tranquilo”, aseguró a Efe el subcomandante de la Fiscalía militar Eli Bar On, que promete que toda denuncia que se presente será investigada por decenas de comisiones en Israel.
Al igual que la Fiscalía Militar, los ministerios de Exteriores y Justicia están abocados a la búsqueda de pruebas relacionadas con la ofensiva, que se ha cobrado las vidas de casi 2.000 palestinos, entre ellos al menos 456 niños y 237 mujeres, según fuentes médicas en la Franja.
Los preparativos comenzaron antes de la operación, mucho antes de que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) iniciara las consultas para llevar a Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), según anunció el sábado su ministro de Exteriores, Ryad El Malki.
Las denuncias para investigar posibles crímenes de guerra han sido presentadas por ongs internacionales, gobiernos extranjeros y el Consejo de la ONU para los Derechos Humanos, que ya ha anunciado los integrantes de la comisión que investigará el caso.
Israel, que tildó esta decisión de “farsa”, defiende la actuación de sus tropas frente a la que considera la doble política de Hamás de “escudarse en civiles (palestinos) y atacar a civiles (israelíes)”, a su entender, un “doble crimen de guerra”.
Como prueba, el Ejército ha expuesto un “manual de combate” de Hamás, hallado en Shayahíe, en el que, según portavoces militares, se instruye sobre cómo usar a la población civil para “complicarle” las cosas al enemigo.
O la “concentración deliberada” de lanzamientos de cohetes desde los alrededores de blancos sensibles como escuelas, centro médicos o instalaciones internacionales.
“Nuestro mapa incluye más de 2.000 blancos sensibles y no es ninguna casualidad que al superponer uno encima de otro se aprecie una notoria concentración a su alrededor, hay una clara metodología”, destaca Bar On.
Y al tratar de explicar los 25 ataques de su país contra escuelas, entre ellas de la UNRWA, y otros blancos notoriamente civiles, afirma que “Hamás actúa de forma cínica y maliciosa”.
Sin entrar en cifras sobre cuántos civiles han muerto (“es pronto para tener el dato definitivo”, dice, aunque la OCHA los cifra en al menos 1.400), el fiscal sostiene que las medidas de precaución del Ejército israelí “no tienen precedente en ningún otro ejército”.
Las advertencia a través de sms, correos electrónicos, llamadas telefónicas, TV y prensa eliminaron el “factor sorpresa”, algo que, dice, “ningún otro ejército está dispuesto a hacer” y que “le ha costado a Israel las vidas de decenas de militares”.
El agrio debate sobre los civiles muertos lo reabrieron hace unos días el New York Times y la BBC al detectar una anomalía estadística en un análisis comparativo del número de víctimas.
Según esos estudios, los varones de entre 20 y 29 años, la edad más propicia para la militancia armada, representan sólo un 9% de la población de Gaza, pero un 34% entre los muertos.
De la misma forma, las mujeres y niños menores de 15, por naturaleza los que menos suelen verse afectados en conflictos, representan el 71% de la población gazatí, pero entre los porcentajes de víctimas son un 33%.
Bar On, que dice “lamentar cualquier muerte de civiles”, asegura que en Gaza el ratio de víctimas civiles por cada miliciano muerto es de los más bajos del mundo, e invita a compararlos con otros conflictos, incluida la intervención de la OTAN en Kosovo.
En la ofensiva para refutar las denuncias de ataques indiscriminados, el Ministerio israelí de Exteriores ha colgado en en su página de internet las imágenes de varias cadenas internacionales en las que se aprecian lanzamientos de cohetes desde zonas urbanas, en un caso a cien metros de un edificio en el que ondea la bandera de la ONU.
“Estamos sobre tierra completamente firme”, proclama Bar On, que cree “innecesaria” cualquier investigación internacional porque, afirma, todo el aparato judicial de su país -civil y militar- investigará, por ley, hasta la última de las denuncias.
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