Kassandra en la calle Línea

Esa mujer entra en el bar: quiere olvidar el destino trágico de su familia troyana, su propio destino. Camina hasta la barra, pide un trago y habla en mal inglés con un público que tampoco domina esa lengua. Es entonces cuando la actriz Giselle Sobrino nos pone ante el primer escollo: la lengua.

Sorprendidos ante el idioma, ante la inicial incomunicación, la traba de la lengua deviene mecanismo de complicidad. Kassandra, el personaje que interpreta Sobrino, al igual que el público, ubica su discurso en un ámbito lingüístico violento, uncomfortable. El esfuerzo del personaje para comunicarnos su historia y el esfuerzo del público por entender lo narrado crea ese intercambio, ese juego de empatías con que la actriz consigue convertir la barrera comunicativa en intimidad emocional. Aceptado el juego, el texto casi ilegible se hace transparente: permite ver, más allá del idioma, pero a través y a partir del lenguaje, la relectura del mito.

Kassandra rearma la historia de su familia como una especie de rompecabezas. Se arma a sí misma como mujer: para su autor, Sergio Blanco, Kassandra es un varón homosexual e incestuoso. Reniega del rol con que la han investido Eurípides y Esquilo. Kassandra posmoderna, emigrante, prostituida en ese afuera: de su lengua, de su espacio –la tragedia clásica. Quiere ser feliz y huir del horror vivido ante la caída de la familia. Pero todo a su paso indica que no puede escapar de su destino, pese al persistente tono tragicómico del personaje, pese a su obstinada negación de la fatalidad.

El espacio, un bar en los bajos del Centro Cultural Bertolt Brecht, se torna ideal para la puesta en escena de Abel González Melo con su nueva compañía teatral Los Impertinentes. La actuación de Giselle Sobrino resulta performática cuando convierte el monólogo en un sostenido –desesperado– dialogar con el público y deshace los límites entre el espacio de la intérprete y el espacio del espectador.

Todo es material para la actuación: la parsimonia de los cantineros, los tragos que se sirven, las intervenciones del público, el televisor, las luces intermitentes del bar, las bebidas en exhibición. Todo, incluso la sensación de que allí, en ese bar o teatro o ágora decadente, se ventilan no solo los problemas sexuales de la familia de Príamo.

 

Kassandra de Sergio Blanco. Compañía Los Impertinentes. Actuación de Giselle Sobrino. Dirección de Abel González Melo. De martes a jueves de noviembre a las 7 pm, Bar del Centro Cultural Bertolt Brecht, Calle Línea esq. I, La Habana.

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