Gabriela Alejandra Parra, 49 años, abogada conocida de Ramos Mejía, sospechaba del peligro de esa cita, pero nunca el final. Un ex de la adolescencia la buscó, quería volver con ella y se había puesto insistente. La cita era el sábado a la tarde en un bar de Caballito.
Ella aceptó por miedo ir al encuentro, llegó acompañada por un amigo que se quedó afuera del bar. Y le pidió al mozo una mesa cercana a la ventana para poder ser vista. Nada importó: el hombre, cuya identidad no dio a conocer la Policía, la mató a puñaladas. Simuló que le iba a poner el abrigo y le incrustó el primer puñal.
Después intentó suicidarse, se clavó el cuchillo contra un auto. Ahora está internado con coma inducido en el Hospital Durand. “A la mujer se la notaba nerviosa”, le dijo a TN uno de los mozos que la atendió. Ella llegó primero que su asesino y pidió una mesa que diera a la ventana. “Quería un lugar donde pudiera ser vista desde afuera”, señaló.