“No desprecies la joya verde entre las ramas sólo porque es la luz de un semáforo”.
(un amigo de Paul Auster)

Es un bar cuyo dueño pefiere hablar poco o no hablar. Tal vez rehuya de los contactos indeseados. O le guste vivir aparte.

Tarda en decir que se llama Eduardo.

Está acostumbrado a la quietud y al silencio. Las frases de Eduardo que ilustran esta aproximación son el resultado de sus acotaciones a lo largo de un par de noches y otras tantas llamadas telefónicas.

“El personaje es el bar”, dijo y nos conquistó. Remember: el nombre en english es para desorientar la prosodia de semejante porteñitud. Con La Paz convertido en maxikiosco y la avenida Corrientes chorreando muzzarella, este pub –nacido en democracia– lleva más de 30 años de inalterable intimidad.
Abre de noche y cierra cuando está por salir el sol. Todo fríamente calculado.

El dueño y único empleado tiene cara de cenicero de vidrio. La imagen o el capricho de golpe conducen por los pasillos de la dignidad del cenicero.

¿Hace cuánto que no vemos un cenicero público? ¿Será vintage o será antiguo? “Si fumás por ahí vivís 120 años. Eso sí es una condena”. ¿Los bares perdieron sentido sin humo? “Debería haber bares de fumadores con letreros que los identifiquen. Al que no le gusta, que no vaya”. ¿Basta de purgas al fumador? “Basta”. ¿Este cenicero de vidrio es original de la época? “Oriyinal”.

Con eso de que las cosas tienen movimiento, a veces resulta más cómodo hablar con un sillón Luis XV que con un gerente de marketing. O con una pared. Es lindo hablar con las paredes del pub Remember. Tienen hasta biblioteca empotrada. Además hay fotos por todos lados y unos billetes firmados por clientes. Cuando entrás ves una rockola enorme.

¿Funciona?
Debería poner un cartel: ¡¡Funciona!!”.

–¿Vos te animás a conversar con una mujer? –pregunta Eduardo.
Creo que sí.

No digo chatear. Conversar.
Sí, sí…

Mirá que yo lo vi acá, en esa mesa. Dos pibes de veintipico. Una piba. Un pibe. Ella le dice: “¿Tenés Face?”

¿Y?
Quiere decir que nos cuesta soportar el vivo y queremos salir corriendo hacia lo virtual.

¡Claro! El principio fundamental de las sociedades posmodernas es comunicarse con emoticones: como la gente no lee, tampoco sabe escribir. ¿Para eso nació el emoticón? “El emoticón ayuda, impide equívocos”.

En Remember nunca existe la claridad del día. Cara de cenicero abre cada vez más tarde. “Estoy bastante cansado. Adentro del mundo hay mucho ruido” (…) Y que la tecnología es de derecha. Que a mayor progreso menos fuentes de trabajo. Que Chaplin, con “Tiempos modernos”, demostró tener los huevos muy bien puestos. Que la tolerancia es para los que se creen superiores.

“En la puerta pegué un aviso en joda que dice: Cerveza de litro y 30 minutos de terapia, 70 pesos. Se me pone la piel de gallina, pero ¿podés creer que entra gente preguntando el nombre del especialista…?”

Perdón, ¿anda la rockola? –quiere saber un chabón.
Sí –responde el hombre detrás de la barra.

¿Hay algo heavy?
Sí, Mozart.

Los cartelitos funcionan como declaraciones de principios. “Bar sin wifi. Charlen entre ustedes”. Cuenta que la rockola no es tan vieja como parece. Es un aparato de los años ‘90.

“Como se dice ahora, los ‘90 están un poco estigmatizados”.

“La barra me gusta porque fui tachero. Lo del psiconálisis es cierto. El tachero está de espaldas y esa acondición habilita el diálogo. Es como un confesionario donde no le ves la cara al cura. La barra funciona de frente, pero con una distancia adecuada y alcohol (…) Tres tipos en la Argentina no estamos conectados. Uno es Enrique Pinti. Decile que venga cuando quiera. Lo espero de brazos abiertos”.