Hasta ayer no se había inspeccionado el café-bar “La gallina ciega”, en la bilbaína calle Máximo Aguirre, regentado por Jon Ezkurdia, acusado de matar a su marido, el popular actor vizcaíno Koldo Losada. El local llevaba varios meses cerrado. Cuando ayer a media mañana agentes de inspecciones oculares de la comisaría de la Ertzaintza de Bilbao se disponían a registrar el establecimiento, se encontraron con algo que no esperaban: estaba completamente destrozado por dentro, según ha sabido este periódico.

Esta diligencia policial se iba a realizar en presencia del detenido, que fue conducido desde la cárcel de Basauri donde permanece en prisión provisional desde el pasado 21 de noviembre. Fue necesaria la intervención de un cerrajero para abrir la persiana y la puerta del local, ya que Ezkurdia no recordaba dónde había guardado un juego de llaves. Según declaró, el otro se lo llevaron unos trabajadores a los que había contratado para pintar el bar y con los que finalmente no había llegado a un acuerdo económico. Al ver los destrozos en el negocio, el acusado, que estuvo colaborador aunque sin explayarse demasiado, se mostró sorprendido y lo atribuyó a una posible «venganza» de estos empleados.

En busca del arma homicida

El registro quedó suspendido mientras se movilizaba a la Policía Científica de la Ertzaintza para realizar una inspección exhaustiva y extraer posibles huellas. Agentes con buzos blancos permanecieron varias horas, hasta las cuatro y media de la tarde, procesando el local. Los investigadores siguen buscando la posible arma homicida que se sospecha pueda tratarse de un adorno de la vivienda, aunque aún no se ha localizado y no descartan que el instrumento pueda encontrarse en “La gallina ciega”. El acusado, que permaneció en el interior de uno de los vehículos policiales estacionados junto a la acera de Máximo Aguirre, fue devuelto a la prisión. La presencia policial generó gran expectación en la zona.

Han transcurrido ya tres semanas desde que se produjo el crimen, el pasado 19 de noviembre, en el domicilio de la pareja, el 4º A del número 16 de la céntrica calle Lersundi de Bilbao. Dos amigas del matrimonio, que quedaron con Jon aquella tarde, descubrieron el cuerpo de Koldo, con toallas sobre la cabeza, después de que fuera arrastrado desde el salón hasta la puerta de una habitación. El cadáver presentaba varios golpes en la cabeza cometidos con un objeto contuso.

Antes del hallazgo, las mujeres habían llamado a una ambulancia de la DYA para que atendiera a su amigo porque le veían mal. No dejaba de beber alcohol y les había confesado que le habían dado un mes de vida debido a una enfermedad terminal que padecía. Las gestiones de la Ertzaintza con Osakidetza aún no han podido acreditar los graves problemas de salud que Jon Ezkurdia asegura sufrir.

Una cámara de vídeo vigilancia instalada en el portal grabó cómo la pareja entraba en casa a mediodía, y, posteriormente, a Jon salir en varias ocasiones, una de ellas con una bolsa negra como la encontrada después en un contenedor con el cuerpo del perro, “Gastón”.

A media tarde, en el facebook de “La gallina ciega” apareció colgada una inquietante fotografía de Ezkurdia con la cara pintada como un payaso y un mensaje de despedida. Sobre las cinco y media de la tarde, salió de la vivienda y ya no volvió. En su poder se encontraron tres tarjetas de crédito de la víctima y se habían extraído 1.800 euros de dos cuentas bancarias de las que Koldo era titular. La Ertzaintza sospecha que para entonces ya había cometido el homicidio. Ezkurdia no ha prestado declaración ni durante su detención en la comisaría de la Ertzaintza ni en sede judicial. En su conversación con estas dos amigas llegó a insinuar que había hecho algo, sin precisar, a Koldo y a “Gastón”.