Los rostros de la invasión del 28-S. La legión de la mil gargantas en el asalto del Heliodoro. Es el derbi de la locura. Crónica de un desembarco de pasión. La UD, líder intratable de Segunda, tiene en la Peña Germán Dévora de Vecindario a los centuriones de su guardia pretoriana. El grupo de animación, que preside Juan Pérez, viaja a Tenerife este domingo y lo hace junto a otros 800 peñistas y socios del cuadro grancanario. Treinta años después, los amarillos pisan el latifundio del Teide líderes y esta peña sureña ha tirado la casa por la ventana. Irán con las mejores galas.
No estarán solos en el barco. En total, 900 aficionados, que sueñan con presenciar un capítulo mágico. Son trece años sin festejar un triunfo -la última se remonta a diciembre del 2001 en el derbi del apagón con los equipos en Primera- y el pálpito es que ha llegado el día. 28 de septiembre, la venganza.
A las 8.00 horas del domingo, parte el barco de la compañía Fred Olsen desde el puerto de Las Nieves de Agaete y llegará a Santa Cruz de Tenerife a las 9.15. A las 11.00, y con las cámaras de Canal Plus, da comienzo en el Heliodoro un pulso diabólico. Es el clásico y en Vecindario la previa se vive con intensidad. A falta de tres días, se ha desatado el vértigo. Cunde la impaciencia. Gritos de ´pío pío´.
Los 100 integrantes de la Peña Vecindario que irán al derbi recogen sus entradas [que se han vendido al precio único de 35 euros] y pasajes de barco -el paquete tiene un precio entre todos los grupos que supera los 100 euros con el viaje y la comida-. El local del grupo, el Bar Graffiti Peña Germán Dévora, parece una administración de lotería. Ha tocado el Gordo de Navidad. Los fieles muestran sus entradas como si fuese un décimo premiado. Solo falta el champán.
Besan el trozo de papel, el salvoconducto para tomar el Heliodoro. De los 184 integrantes del grupo, un centenar se desplazan en el barco amarillo. Un galeón repleto de sueños. Igual que hace treinta años, cuando la UD aterrizó líder en el fortín chicharrero y acabó en aquel curso 1984/85 en Primera.
Al abordaje
“Saldremos en guagua de Vecindario, desde la sede, a las 6.00 horas del domingo. Tendremos que pasar por Melenara y el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria para recoger a varios peñistas. Un derbi es algo especial; llevamos un mes pendiente del partido. Estamos emocionados, será diferente para todos. Llegar con el cartel de líder ha disparado la euforia. Pero aunque el equipo ocupase la última plaza, también iríamos. Amamos con pasión a nuestra UD, el equipo del pueblo”, finaliza Pérez, el ´presi´ de la peña.
Recuerdos, fotogramas de épica, emociones, lágrimas, alguna carrera con la policía… Y goles de todos los colores. Toneladas de pasión. Y un torrente de adrenalina. El directivo repasa sus aventuras en el Heliodoro los últimos 40 años. “He vivido mucho en ese campo y es para emocionarse. Pero el domingo no habrá sentimientos, el balón dictará sentencia”, concreta el responsable de la peña sureña, fundado por Domingo Pérez.
Si hay un derbi que enmarcar, solo puede ser el de 22 de diciembre del 2001. El del apagón con Tevenet (11´), Josico (52´) y el portero Nacho González (74´) como héroes. El corazón de Pérez dio un vuelco. Tocó el cielo. “Lo recuerdo a la perfección, fue uno de los días más felices de mi vida”, apostilla.
En un derbi, no hay medias tintas. “Son algo más que tres puntos: está en juego el honor, la grandeza. Prefiero ganar el domingo y perder los tres próximos partidos. Es la fiesta con mayúsculas. Ir caminando del muelle al estadio, sentir la ira de la afición tinerfeña, ondear las banderas amarillas. Cuando escuchan el ´pío pío´, en Santa Cruz, les sale urticaria. Tienen alergia a la grandeza de este escudo”.
81 años y un sentimiento
María Irene Pérez analiza las claves del derbi junto a su suegra María del Rosario, de 81 años. Su marido Antonio José López, su hijo y su nieto Jaimie ocupan un lugar de privilegio en la peña. Animar es sagrado. De generación en generación. “Vivimos la UD al cien por cien, este escudo es la luz que ilumina la cruzada. Las sensaciones son positivas”, explica María Irene.
Juan Pérez retoma la polémica. Se le enciende el rostro. Tiene una vena en el cuello que está a punto de pasar a la historia. Igual que el gol de Quiroga, en el derbi del manteo a Jémez. “Es una falta de respeto, la UD no puede jugar de celeste. Allí siempre hay que ir de amarillo porque es el color de nuestra bandera. Es de chiste”.
La afición del Tenerife, como ya sucediese en la disputa de la Copa Mahou -agosto- en el Heliodoro, tocará la fibra sensible a la marea amarilla. Los gritos en alusión al 22-J se utilizarán como arma arrojadiza. ´Córdoba, Córdoba…´, cantaron desde uno de los fondos. Pérez lo acepta sin rencor. “Esa herida ya ha cicatrizado, ya pasamos el duelo y el luto. Hay un amplio arsenal de cánticos como respuesta. Ya veremos quién gana el pulso de la grada”, finaliza con humor.
El agónico ´Quirogol´ (2011) fue el último rastro de gloria. Darino y Colunga arrancaron un punto en 2007. Toca revancha. “Ha llegado el momento, en la peña contamos los minutos. Habrá que ir de etiqueta y listos para una fecha para la historia”, pronostica María Irene.
El 16 de enero de 2000, la UD, dirigida por Kresic, sumaba su última victoria (1-2) en Tenerife en Segunda. Catorce años después, el Ferrari amarillo de Herrera busca la gloria para enterrar la maldición. Las gargantas de la guardia pretoriana ya están listas. Abran paso, llega la sinfonía de Vecindario.