La llaman monomanía y ha tomado por asalto una ola de bares, cafés y restaurantes de París que básicamente se dedican a un solo plato, incluso a un solo ingrediente.
La tendencia -que va de la devoción hasta la obsesión- no se limita a ingredientes franceses. Caviar, muzzarela y las empanadas japonesas (gyoza) ahora tienen destinos culinarios únicos donde lucirse.
El chef Guy Savoy, dueño de tres estrellas Michelin, abrió un bar informal dedicado a las ostras, L’Huitrade. En las afueras de Champs Élysées, solamente entran 16 comensales y algunas opciones incluyen ostras en escabeche y en gelatina.
Huevo para todos
También está Eggs Co, en el Barrio Latino, dedicado al huevo en todas sus versiones: revueltos, fritos, benedictinos, en omelette o en cocotte (pequeños potes de barro). Eso sí: el brunch del fin de semana el local está atestado de gente.
Y para amantes de la manzana, lo mejor es probar el restaurante Pomze. Todos los platos la llevan incorporada de una u otra forma, desde la sopa de pescado con sidra hasta la ensalada de tartare de salmón, plata y manzana.
Por último, en el 1er arrondissement se encuentra Le Soufflé, un clásico que está lejos de ser una moda: está abierto desde 1961. Entre la docena de opciones de soufflés los hay de espárrago, foie gras, trufas o incluso de boeuf bourguignon. Y la lista sigue con los postres, que van de soufflés de frambuesa, chocolate y de distintos licores.
Otras locales afamados dentro de la monomanía son Le Coq Rico (pollos, patos y otras aves), Rillette Bar (preparación similar al paté) o el gourmet Maison de la Truffe, que sirve el preciado hongo desde 1932.