Por sus salones y barra han pasado lo mismo bailarines, bikers, salseros, literatos, periodistas, políticos y catedráticos que afanadores, obreros, modistos, sastres, taxistas y una amplia muestra de la variedad de la sociedad tapatía.
Es el Bar La Mutualista, que se abre al público todos los días en la sede de la Sociedad Mutualista de Agentes Viajeros, ubicada en una casona de más de 100 años de antigüedad en el cruce de la calle Madero y 8 de Julio.
De sede de un gremio de comerciantes, La Mutualista, pasó a ser Centro Cultural, y aunque las actividades han disminuido comparadas a aquellas que se realizaban hace tres lustros o más, “La Mutua” ya está para siempre en la memoria colectiva como un lugar donde la cultura y la fiesta se mezclan al ritmo de la música.
Sede por más de diez años de la Fiesta de Prensa de la Fil, las noches de finales de noviembre solían tener a La Mutua como fondo a escenas donde lo mismo se podía ver a Raúl Padilla compartiendo una cerveza con la periodista Sanjuana Martínez, que ver a Lydia Cacho –aun enfrentando a Mario Marín– bailando cumbia con sus “colegas” de Guadalajara, que formaban fila para tener el privilegio.
Pero antes de ello, en la década de los 90, también fue la sede de un grupo de bailarines que bajo el nombre de La Líbido y la dirección de Antonio González, cambió la cara de la danza contemporánea en Jalisco a base de provocación y un nuevo enfoque en la estricta disciplina dancística.
“Ensayaban todos los días en La Mutualista después de limpiar las vomitadas de los borrachos de la noche anterior, mientras los repartidores de refresco y cerveza los esquivaban durante sus secuencias de piso”, narra Angélica Íñiguez en Triviario Tapatío, de Tedium Vitae.
En sus salas también tuvieron por un tiempo un lugar para vender sus obras editoriales tapatías como Arlequín, Paraíso Perdido y La Zonámbula. Dieron talleres los periodistas Mario Mercuri y Vanessa Robles; o presentaron sus libros autores como Arturo Suárez “Arduro Suaves”, con sus periquetes.
Como recinto se abrió hace más de 100 años, pero como sede de la Sociedad Mutualista de Agentes Viajeros cumplió 74 años. Lecturas de poesía, talleres de periodismo, clases de danza, sede temporal de grupos de danza y teatro, de editoriales. “La Mutua” ha visto pasar a la cultura tapatía por sus paredes y lo seguirá haciendo.
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