El director del ex C.C. Bernardino Rivadavia describió un panorama alarmante de la situación que atraviesa la esquina de San Luis y San Martín. Violencia, marginalidad y drogas fueron transformando la fisonomía de la plaza con el correr de los años, al anochecer, cuando el centro cultural cierra y la plaza queda desolada, según describió.
“La realidad de la plaza es vieja. Hace cerca de 10 años se fue modificando y no para bien. Se produjo una especie de ‘ocupación’ de grupos marginales”, contó Rafael Ielpi, el máximo responsable del centro cultural municipal, en declaraciones periodísticas.
En ese sentido, Ielpi sostuvo que la visibilidad de la droga alrededor de la plaza es un tema recurrente, y que esos hechos ocurren “a partir de la tarde-noche, cuando el centro cultural cierra y la plaza toma otras características”.
Otro de los inconvenientes que sufre de manera habitual el centro cultural es la presencia de gente en situación marginal que se acuesta en los accesos al lugar y se encarga de molestar a quienes visitan el espacio cultural.
Un caso muy particular que recordó el directivo es el de un adulto “muy agresivo y alcohólico, que insulta constantemente a todo aquel que pasa o quiere ingresar al centro cultural y a nosotros también nos perjudica”.
Asimismo, Ielpi añadió que ya realizaron una denuncia en el Ministerio Público de la Acusación provincial en mayo pasado. “El municipio ayuda por medio de la Guardia Urbana, pero la intervención policial es nula porque nos dicen que no está cometiendo ningún delito”, lamentó.