Un estudio realizado por científicos de la Universidad Bar-Illan, en Israel, ha sido el primero, en demostrar que se puede cambiar literalmente la forma de pensar con un estímulo eléctrico leve.
En concreto, la investigación constató que se puede incrementar la divagación mental aplicando estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS), un procedimiento no invasivo e indoloro que utiliza la electricidad de bajo nivel para estimular regiones específicas del cerebro.
Por otra parte, el estudio demostró que una mente errante puede suponer una ventaja cognitiva. En este punto coincide con un hallazgo realizado en una investigación previa (Universidad de Cornell, EEUU, 2014) que reveló que soñar despierto, dejar vagar la mente e incluso evocar el pasado puede ayudar a encontrar soluciones.
La región cerebral estimulada
El nuevo estudio se llevó a cabo en el Bar-Ilan’s Cognitive Neuroscience Laboratory, bajo la supervisión de Moshe Bar, director del Gonda Multidisciplinary Brain Research Center de la Universidad Bar-Illan.
En él, se aplicó estimulación transcraneal de corriente directa o tDCS a un grupo de sujetos al tiempo que estos realizaban una tarea numérica, que consistía en seguir una serie de números que aparecían en la pantalla de un ordenador. Entretanto, los investigadores les iban preguntando periódicamente a todos ellos si experimentaban pensamientos espontáneos no relacionados con dicha tarea, a medida que la desarrollaban.
La región cerebral escogida para aplicar la tDCS fueron los lóbulos frontales, que se sabe está implicada en la divagación mental, pero también en el control ejecutivo. Esta función nos permite concentrarnos en un solo objetivo, inhibiendo la información que nos llega de otras cosas.
Como punto de comparación y en experimentos separados, los investigadores utilizaron la tDCS también para estimular otra región del cerebro llamada corteza occipital, centro de procesamiento visual situado en la parte posterior del cerebro.
Resultados obtenidos
Los resultados obtenidos fueron los siguientes: aunque la incidencia de “mente errante” en los participantes se mantuvo sin cambios cuando se aplicó la estimulación transcraneal en la corteza occipital; sí que aumentó considerablemente cuando la tDCS se aplicó a los lóbulos frontales. Según Bar, esto demuestra “los lóbulos frontales desempeñan un papel causal en la producción de la conducta de divagación mental”.
Por otro lado, los científicos hicieron un hallazgo inesperado: ese aumento constatado de la divagación mental no sólo no disminuyó la capacidad de los voluntarios para realizar bien la tarea numérica asignada, sino que además la aumentó.
Bar cree que este resultado podría deberse a la convergencia, dentro de una misma región del cerebro (los lóbulos frontales), de los dos mecanismos antes mencionados: la función ejecutiva y las ensoñaciones o divagaciones. “Esta participación cruzada del cerebro podría estar involucrada en ciertas conductas, como la creatividad o el humor, y también puede contribuir a la capacidad de hacer bien una tarea mientras la mente divaga”, explica.
Las redes neuronales y el pensamiento complejo
El estudio sugiere, por tanto, que aunque se piensa que la ausencia de atención puede reducir nuestras capacidades cognitivas, la cuestión es bastante más compleja.
Una de sus claves parece estar en cómo las redes neuronales interactúan para facilitar el pensamiento complejo. Según los autores del estudio de la Universidad de Cornell, una de las redes implicadas en este tipo de pensamiento es la llamada ‘red neuronal por defecto’, asociada con comportamientos como la divagación mental.
Los investigadores demostraron en un experimento que activar esta red neuronal puede mejorar en tareas de función ejecutiva, si la divagación mental se relacionaba de alguna manera con estas últimas.
Referencia bibliográfica:
Vadim Axelrod, Geraint Rees, Michal Lavidor, Moshe Bar. Increasing propensity to mind-wander with transcranial direct current stimulation. Proceedings of the National Academy of Sciences (2015). DOI: 10.1073/pnas.1421435112.
Fuente: Tendencias 21/ Marta Lorenzo