Por más que no se coma como en el mejor de los restaurantes, si un lugar es lindo, está limpio, atienden bien y la comida es buena, uno puede recomendarlo sin problemas como un lugar de encuentro.
Llegamos a Linda Miranda (frente al polideportivo de Villa Allende) con referencias para comer tapas, pero los cambios de propietarios del lugar dejaron esa especialidad en algún baúl del tiempo. Hablando de eso, es hermosa la decoración de esta casona, con antigüedades y objetos vintage en cada uno de los salones.
La casa hoy se especializa en pizzas (de molde) pero también va incorporando platos nuevos: brochets, pastas, milanesas, lomo lardado con verduras grilladas, algunas ensaladas y algunas entradas que invitan a armar la picada: rabas, empanadas chinas, nachos, papas bravas. Hay para elegir.
Nosotros optamos por las Provoletas a la plancha perfumadas ($45), que en la carta decía que venían con “tomillo y aceite de oliva”. Lo cierto es que llegaron en esa coqueta provoletera que tiene porciones individuales, y que se coloca en el microondas para calentar el queso (condimentado con orégano y pimentón).
Para acompañar la cena, ya estamos disfrutando de nuestra cerveza, la mejor de la carta: Stella Artois ($50). Y vamos a pedir unas pizzas, aceptando la sugerencia del mozo. Hay muchas variedades pero optamos por la provenzal, la fugazza, la mexicana y la de espinacas. Las pizzas de ocho porciones promedian los $80 y las de seis, $60.
Masa finita
Para aquellos que preguntan, la masa es finita como una tortilla. La más rica fue la fugazza, que se compone de masa, cebolla y orégano con un toque de aceite de oliva, sin queso. Luego la provenzal, con muzzarella y aceite perfumado con ajo y abundante presencia perejil.
La mexicana combina pimiento rojo, verde, queso y pollo a la plancha, es algo así como unas “fajitas” a la pizza. Se acompaña (es opcional) con una salsa de tomate picante. Y la de espinaca, que es una clásica receta, llega en una versión original con espinacas, huevo y queso rallado.
Antes del postre hacemos una visita al baño y, como adelantamos, se encontraba impecable y bien equipado. A la hora del postre, optamos por uno también vintage y que está de moda gracias a la nostalgia que provoca en la papilas gustativas.
Se trata de la famosa “chocotorta” ($25), elaborada con galletitas de chocolate humedecidas con crema y dulce de leche, una combinación perfecta que siempre será un buen postre, de aquí a la eternidad
Linda Miranda
Bueno
Río de Janeiro 179. Villa Allende Golf.
Abierto de martes a domingos por la noche.
Teléfono (03543) 43-6985.
Efectivo.
Comidas para llevar.