El policía nacional de 26 años detenido tras matar a tiros a su socio, de 21 años, el pasado jueves en un bar del distrito madrileño de Hortaleza, ha declarado a los agentes que lo hizo porque se negó «a ser su camarero» y que no le reclamó nada de dinero. El juez le envió ayer a prisión.
El policía arrestado confirmó ante los agentes que la discusión que desató el crimen fue por un móvil meramente económico. Cristian Carrasco, de 26 años, apretó el gatillo después de que la víctima, Iván, alias El Coletas, le dijese que tenía que trabajar en el establecimiento de camarero. El agente se negó y le dijo que iba a romper la sociedad que ambos constituyeron hace poco más de un mes para poner en marcha el bar Villarrosa, situado en el número 19 de la calle de Mota del Cuervo.
El juez envió ayer a prisión sin fianza al policía que fue detenido dos días después del crimen en una residencia de estudiantes de Salamanca, ciudad donde también trabajaba su padre como policía nacional.
Fue el pasado jueves cuando el agente Cristian Carrasco, destinado en Seguridad Ciudadana, acudió en un taxi hasta el bar Villarrosa para encontrarse con su socio Iván. Éste llevaba unos días enfadado ya que Cristian no colaboraba con él en el negocio del bar como acordaron en un principio.
En su declaración policial, Cristian señaló que cuando ambos montaron la sociedad decidieron que Iván sería el encargado del establecimiento. El supuesto homicida le indicó que debido a su labor como funcionario de Policía no podía trabajar y que sólo se le permitía poner el dinero para constituir una sociedad. Sin embargo, cuando pasaron los días el agente explicó que le exigió trabajar: «Ese fue el principal problema», señaló Cristian. «Cogimos el bar porque él se iba a encargar de él. Yo no podía trabajar. Le maté por negarme a ser su camarero».
El presunto homicida señaló que ambos se conocían desde el año pasado y que la relación empezó a empeorar tras poner en marcha la empresa. «Yo puse el dinero y él ponía el trabajo. Pero la cosas se empezaron a torcer y no había forma de reconducirlas. Me empezó a pedir cosas que no podía acometer y todo se fue al traste».
El pasado jueves Cristian se presentó en el local y asegura que Iván le dijo que iba a romper el negocio. «Yo había puesto un montón de dinero y me lo tomé muy mal y me amenazó. Fue entonces cuando empezamos a pelear y luego le disparé», agregó.
Acabó con la vida de su socio de dos balazos. Eran las 15.00 horas. Luego tomó otro taxi y se marchó. Con los nervios de lo ocurrido se dejó su riñonera dentro del bar y huyó.
El cuerpo sin vida de Iván fue hallado cuatro horas después dentro del bar. Al día siguiente Cristian se fue a Salamanca. La Policía ya le buscaba e incluso había contactado con su familia para explicarles que le estaban buscando. El policía se alojó en una residencia de estudiantes, el único lugar donde no le pidieron la documentación que había perdido. El sábado fue arrestado y el domingo trasladado a Madrid. Cristian se encontraba de vacaciones en el momento de producirse el homicidio. Hoy se tenía que haber incorporado a su puesto de trabajo.
El agente fue expedientado en dos ocasiones por desconsideración a sus superiores y además estuvo de baja por depresión el año pasado.
Sus compañeros de trabajado aseguran que era una persona muy desequilibrada y que estaba metido siempre en varios negocios. Añaden que vendían entradas de partidos de fútbol y cambiaba con mucha frecuencia de vehículo.
El criminal llevaba residiendo varios años en el barrio de Hortaleza donde conocía a El Coletas. Aquí había tenido problemas sentimentales con otra chica y tampoco gozaba de buena fama.
Por su parte, los amigos de Iván encendieron numerosas luces en su recuerdo en la puerta del bar donde colgaron varias de sus fotos e hicieron una pintada en el cierre que decía: «Falta una copa en el grupo, sobra un alma en el cielo».