Que la coctelería y los gin-tonics están cada vez más de moda lo saben bien Carlos Méndez, Pablo Lubiano y Eduardo Thoa, tres socios aragoneses que, en plena crisis, abrieron el Umalas Bar en el Tubo de Zaragoza. De esto hace ya dos años, pero a día de hoy siguen aguantando el tirón a base de combinados.
“Queríamos ofrecer algo distinto en la zona, así que nos decidimos a poner este servicio porque no había ningún bar especializado en cócteles en Zaragoza”, recuerda Carlos.
Este domingo, el bar Umalas celebró su segundo aniversario en el Tubo de la capital aragonesa con una fiesta especial para clientes y amigos. A las 14.00, se sirvió un vermú maridado con coctelería para 100 invitados; y a las 16.00, el bar abrió sus puertas al público zaragozano con ofertas, sorteos y otros regalos para celebrar un año más de cócteles, gin-tonics y granizados.
“Afortunadamente estamos trabajando el doble que el año pasado. Aunque se nota la crisis, nosotros nacimos con ella y seguimos luchando por mejorarnos”, confiesan.
Empezaron con una carta de 15 cócteles diferentes, pero fue tal la demanda que pronto hubo que ampliarla. En la actualidad, la carta consta de 65 propuestas que se van renovando de año en año “para no aburrir al cliente”. Así, los cócteles dulces –que fueron en sus inicios una buena forma de atraer a la gente- han dado paso a cócteles más secos utilizando fundamentalmente la gama de ginebras Premium. Desde frutos rojos a cítricos, pasando por el famoso Bloody Mary, un Snooz Collins –a base de ginebra- y un Candy Shop con Bourbon y palomitas. Todos encuentran su sitio en este establecimiento del Tubo.
La música también ha ido adaptándose a los gustos de la clientela apoyando a grupos o cantautores locales. “Intentamos que venga gente de aquí, de Zaragoza, y hemos apostado por la música indie, más alternativa”, explican.
Julio, un cantautor zaragozano muy conocido en el Tubo, suele actuar en el Umalas en ocasiones especiales para acompañar a sus amigos. “Cuando él viene –aseguran- acaban tocando diez personas. El año pasado empezó él, se unió uno tocando el bombo y subieron otros dos a cantar. ¡Menuda fiesta!”, rememoran entre risas. Este domingo, un Dj le tomó el relevo con música de los 80 para ambientar una festiva tarde de domingo. “Este es un día para que la gente se lo pase bien, no para ganar dinero en las copas. Hoy está siendo todo un poco improvisado, pero a veces es cuando mejor salen las cosas”, añadían.
En la actualidad, los tres amigos compaginan su labor en el Umalas Bar con el servicio en otro establecimiento de reciente apertura, en la plaza de Santa Cruz: el Club 21, una bocatería gourmet que a su carta de gin-tonics suma, además, una variada oferta de tapas.
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