Limitaciones y obstáculos. Los dueños de un local acusan a los vecinos de Cala Lanuza de usar estrategias contra su negocio. La última de ellas ha sido poner un candado a la puerta que comunica la playa con la urbanización, denuncian.
Contra viento, marea y vecinos. De esta forma se podría definir la situación que están viviendo en los últimos años Alan Pentland y su mujer Jean, propietarios del Jet Set Beach Bar, local que se encuentra en la urbanización Apartamentos Venta Lanuza. El matrimonio afirma que «los vecinos quieren que cierre el bar y por eso nos ponen tantos problemas».
El local abrió hace 12 años y se encuentra a orillas de la Cala Lanuza. Según reconocen los dueños, siempre ha tenido «mucha clientela», la mayoría procedente de la playa. Sin embargo, desde hace unos años el local ha perdido muchos visitantes. Una serie de estrategias de los vecinos de la urbanización es la gran causa de este descenso, denuncian. La última de ellas fue colocar un candado en la puerta que comunica la playa con la urbanización, la cual ha estado abierta durante 20 años. Una estrategia con la que, según Alan y Jean, «se busca que la gente que quiera venir, tenga que dar una gran vuelta y, por tanto decida no moverse del sitio».
La reacción de los dueños del establecimiento ha sido poner a un empleado en la puerta y abrirla cada vez que un cliente quiera bajar a la playa o subir al bar, como si se tratasen de unos invitados. Los vecinos no se han quedado atrás y han puesto a un vigilante de seguridad, que únicamente se encarga de que las personas que pasan por la puerta se dirijan del bar a la playa o de la playa al bar.
«Esta es una de las maniobras realizada por el vecindario con la intención de eliminarnos», declara Alan Pentland, quien afirma que «lo único que quieren es que nos vayamos». Los propietarios del bar también se quejan de otras acciones en estos años. «Han quemado mesas, robado sillas y lanzado piedras», declaran los dueños. Ante esta situación, los dueños propusieron en una junta de vecinos la instalación de unas cámaras de seguridad pero la comunidad en su mayoría votó en contra. De ahí que declaren que están «acorralados».
Quejas de los vecinos
Los vecinos tienen una explicación. Desde la comunidad se afirma que la instalación de una cerradura en la puerta de acceso a la playa viene porque en el pasado, «los propietarios del bar dejaban abierta la puerta y accedían personas ajenas a la urbanización y utilizaban las duchas y zonas comunitarias».
También denuncian «jaleo a altas horas de la madrugada, malos olores debido a una chimenea sucia, utilización de la cocina sin tener licencia, así como actividades en su establecimiento para lo cual no cuenta ni con licencia ni con autorización de la comunidad al tratarse de una zona común».